Pastoral para la Comunicación. – Miles de católicos de todo el mundo participan de la liturgia dominical o diaria en plataformas digitales en transmisiones en vivo de cara a la pandemia y resguardadas las familias en sus casas como medida preventiva de nuevos contagios. La Iglesia católica, comenzando por la Santa Sede y siguiendo por cientos de diócesis, ha optado por celebrar la liturgia sin presencia de asamblea y se ha dispensado del precepto dominical a los fieles católicos cuando no les es posible acudir a celebrar la eucaristía específicamente en esta contingencia.
Asumiendo la suspensión del culto público, algunos católicos se han preguntado: “¿seguir la misa dominical on-line, cuando se nos ha dispensado?, ¿es pecado no tratar de asistir de forma virtual? Aunque muchos obispos han dispensado a los católicos de la obligación de ir a misa los domingos – “dispensar” es el vocablo legal aplicado a la práctica normal-. Así, para la doctrina y la fe católica el argumento se concentra en mantener el sentido pleno de la eucaristía en el “Día del Señor” el domingo como tiempo para Dios. Esto se hace principalmente en la adoración formal y oficial de la Iglesia, la Santa Misa. Es decir, la llamada a santificar el domingo y no solo de un “acatamiento” sino de un auténtico testimonio de la identidad cristiana no solo en momento de dificultad y privación sino en el caminar y madurez de la vocación cristiana.
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