“Concédenos la gracia de ser pacientes en medio de las dificultades, alegres y esperanzados en las horas de tribulación y oscuridad, agradecidos en los triunfos y en la superación de los problemas, y perseverantes en la oración y en las tareas diarias”, dijo el Prelado según informa la oficina de prensa del Obispado de Catamarca.
Los fieles y peregrinos participaron de la Misa a través de los medios de comunicación, Youtube y redes sociales, debido al aislamiento social dispuesto por las autoridades sanitarias por la pandemia del coronavirus.
Al iniciar su homilía, el Obispo recordó “las 2 primeras estrofas de la oración que todos los días rezamos en este Año Mariano Nacional: ‘María, Madre del Pueblo, esperanza nuestra, hermosa Virgen del Valle, ayúdanos a renovar nuestra fe y nuestra alegría cristiana. Tú que albergaste al Hijo de Dios hecho carne, enséñanos a hacer vida el Evangelio, para transformar la historia de nuestra Patria’”.
Reflexionando sobre el pasaje del Evangelio de los discípulos de Emaús que al principio no reconocen a Jesús, el Prelado comentó que ellos comparten el anuncio alegre que hicieron San Pedro y San Pablo de la resurrección, pero ellos lo hacen “apesadumbrados, sin entusiasmo, como no pocas veces lo hacemos nosotros, de allí que no somos creíbles".
Por ello, el Obispo de Catamarca animó a cuestionarse: “¿En qué consiste nuestra fe, con qué criterios y certezas nos conducimos en el día a día, qué lugar ocupa la resurrección de Cristo y por ende la nuestra a la hora de hacer nuestra escala de valores y nuestras opciones de vida?”.
“¿La Eucaristía es realmente el ámbito en el que nos encontramos verdaderamente con Jesucristo Resucitado y con los hermanos con los que compartimos la misma fe, cultivamos la misma esperanza y alimentamos el mismo amor, el encuentro con Jesús nos moviliza para ir al encuentro de los hermanos más necesitados y socorrerlos?”, interrogó.
“Amada Madre del Valle, gracias por habernos acompañado a lo largo de estos 400 años, con el único fin de llevarnos a tu Hijo Jesús, el Redentor y Restaurador del género humano, la Palabra viva y eficaz del Padre Celestial, el Buen Pastor que nos conduce a los sustanciosos campos del amor, la verdad, la libertad, la fraternidad y la vida”, continuó el Obispo.
“Gracias Madre porque nos tiendes tus brazos y nos acoges con tu tierna mirada. ¡Virgen bendita del Valle, ruega por nosotros!”, concluyó.
La Misa central de este domingo fue concelebrada por diversos sacerdotes como el vicario general P. Julio Quiroga del Pino; y el Rector de la Catedral Basílica y Santuario de la Virgen del Valle, y el sacerdote franciscano Pablo Reartes.
La Virgen del ValleLa aparición de la venerada imagen de la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Valle, se dio entre 1618 y 1620 en una gruta de Choya, en la provincia de Catamarca en el noroeste de Argentina.
La imagen mide 42 centímetros de alto, más un pedestal de madera de algarrobo negro torneado y dorado de unos 24 centímetros, una media luna bajo los pies donde se lee “Nuestra Señora de la Limpia y Pura Concepción”.
La Virgen del Valle recibió la coronación pontificia en 1891, cuando la Sede de Pedro estaba ocupada por el Papa León XIII.
La Catedral basílica de Nuestra Señora del Valle, donde está ahora la imagen, se encuentra en el centro de San Fernando del Valle de Catamarca, capital de la provincia de Catamarca.
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