El Pontífice recibió a las delegaciones horas antes de la inauguración del árbol de Navidad y del Pesebre en la Plaza de San Pedro.
“El árbol y el Pesebre”, afirmó el Santo Padre, “ayudan a crear el clima navideño favorable para vivir con fe el misterio del Nacimiento del Redentor. En el Pesebre todo habla de la pobreza ‘buena’, la pobreza evangélica que nos hace santos”.
“Contemplando la Sagrada Familia y a los diferentes personajes, nos sentimos atraídos por su humildad desarmada”, subrayó.
Explicó que “la Virgen y San José vinieron de Nazaret a Belén. Para ellos no había lugar, ni siquiera una habitación; María escucha, observa y custodia todo en su corazón. José busca un lugar que pueda adaptar para ella y para el Niño que está a punto de nacer”.
También “los pastores son protagonistas en el Pesebre, como en el Evangelio. Vivien al aire libre, vigilando. El anuncio de los ángeles es para ellos, y ellos acuden rápidamente a buscar al Salvador que ha nacido”.
Francisco señaló que “la fiesta de Navidad nos recuerda que Jesús es nuestra paz, nuestra alegría, muestra fuerza y nuestro consuelo. Pero, para acoger estos dones de gracia, se necesita sentirse pequeño, pobre y humilde como los personajes del Pesebre”.
Por último, el Pontífice invitó a leer Carta Apostólica Admirabile signum que firmó en diciembre de 2019 en la localidad italiana de Greccio y en la que resalta la actualidad del misterio de la Navidad: “También en esta Navidad, en medio de los sufrimientos de la pandemia, Jesús, pequeño e indefenso ‘Signo’ que Dios da al mundo. Un signo admirable, como comienza la Carta sobre el Pesebre que firmé el año pasado en Greccio. Nos hará bien releerla en estos días”.
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