El 1 de febrero, los militares tomaron por la fuerza el poder en Myanmar, país ubicado en el sudeste asiático. Las fuerzas de seguridad dispararon contra las personas que protestaban contra la medida. El grupo de defensa de la Asociación de Asistencia para Prisioneros Políticos informó que hasta el 27 de septiembre murieron 1.136 personas en los enfrentamientos.
Durante su intervención, Rogers, analista sénior sobre el este de Asia del grupo de derechos humanos Christian Solidarity Worldwide (CSW), explicó que los cristianos están siendo blanco de la violencia durante la continua represión de los militares contra los manifestantes que se oponen al golpe de Estado; y dijo que uno de los casos más actuales es el asesinato de un pastor cristiano.
“Uno de los ejemplos más recientes de persecución cristiana es el asesinato hace solo 10 días, el 18 de septiembre, de un pastor bautista de 31 años en el estado de Chin, el pastor Cung Biak Hum”, dijo.
El activista explicó que el pastor “fue asesinado a tiros mientras intentaba extinguir el fuego” de las viviendas, que estaban incendiándose luego de que “los militares dispararon artillería”. “Y no solo lo mataron, sino que le cortaron el dedo anular para quitarle el anillo de bodas”, precisó.
Myanmar o Birmania es un país predominantemente budista de 54,8 millones de habitantes que limita con Bangladesh, India, China, Laos y Tailandia. El pueblo birmano, también conocido como Bamar, es el grupo étnico dominante del país. La nación alberga a 4,4 millones de cristianos; de los cuales unos 750 mil son católicos y están liderados por el Cardenal Charles Maung Bo, que es el primer ciudadano birmano en recibir este título honorífico de la Iglesia Católica.
El grupo legal cristiano ADF International estima que actualmente se les niega el acceso a alimentos y atención médica a los más de 100 mil cristianos que viven en campos de desplazados internos en el norte de Myanmar.
Rogers dijo que era importante reconocer que los cristianos pertenecen en gran parte a grupos étnicos minoritarios que durante mucho tiempo han sido atacados por un ejército que “siempre ha perseguido una agenda nacionalista budista birmana”.
El activista cuestionó si en el futuro Myanmar será realmente la sociedad multiétnica y multirreligiosa que actualmente es en su composición; o en cambio, será “una sociedad budista birmana en la que las minorías étnicas y religiosas son tratadas, en el mejor de los casos, como ciudadanos de segunda clase”.
El seminario virtual, que fue organizado por el parlamentario europeo holandés Bert-Jan Ruissen, también tuvo como invitado a Alex Aung Khant, joven activista que huyó de Birmania después del golpe de Estado y que se presentó como candidato independiente en las elecciones del Comité de Desarrollo de la Ciudad de Yangon de 2019.
Khant señaló que las minorías étnicas y religiosas habían sufrido persecución durante décadas y que la discriminación persistía hasta el día de hoy.
“En Myanmar, la oficina para que obtenga su DNI tiene dos entradas concretas. Hay una entrada para los budistas de Bamar y otra entrada para todas las demás etnias y religiones. Entonces hay discriminación sistémica desde el principio, como ciudadanos”, explicó.
“Esto es tanto en nuestra administración como en nuestra economía, porque su DNI define quién es usted y cuáles son sus derechos. Su derecho a votar también es uno de ellos”, precisó.
“Entonces, si una persona étnica desea huir del país, primero tiene que ir a una oficina de pasaportes, donde ya existe una fila separada para todas las etnias y religiones. Y entonces, desde esa etapa ya enfrentan discriminación sistémica, donde su fila de espera es mucho más larga y la otra fila es mucho más corta”.
Durante el seminario, Adina Portaru, asesora principal de ADF International en Bruselas, dijo que había una necesidad urgente de un nuevo enviado representante de libertad religiosa de la Unión Europea, tras la partida repentina este mes del titular del cargo Christos Stylianides.
El Papa Francisco se convirtió en el primer Pontífice en visitar Myanmar en noviembre de 2017. Durante su pontificado, el Santo Padre ha pedido incesantemente por la paz en el país.
En febrero de este año, durante un discurso a los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede, el Papa expresó su deseo de que “el camino hacia la democracia tomado en los últimos años por Myanmar se pueda retomar, a través del gesto concreto de la liberación de los distintos líderes políticos encarcelados”.
El 3 de marzo, el Santo Padre llamó a la comunidad internacional a “garantizar que las aspiraciones del pueblo de Myanmar no se vean sofocadas por la violencia”.
En su audiencia general del 17 de marzo, el Papa Francisco se refirió a una imagen que circulaba en las redes sociales de una monja católica en Myanmar arrodillada ante la policía, rogándoles que no atacaran a los manifestantes. “Yo también me arrodillo en las calles de Myanmar y digo: ‘Detengan la violencia’. Yo también alzo los brazos y digo: ‘Que prevalezca el diálogo’”, dijo.
El 2 de mayo, tras el rezo del Regina Coeli, el Santo Padre respaldó una iniciativa “para rezar por la paz con un Ave María por Myanmar en nuestro Rosario diario”.
El 16 de mayo, el Papa presidió una Misa para la comunidad birmana de Roma y durante su homilía, realizada en la Basílica de San Pedro, llamó a los fieles del país a no perder la esperanza y confiar en el poder de Dios.
“Por favor, no pierdas la esperanza: incluso hoy, Jesús intercede ante el Padre, está ante el Padre en su oración. Él está ante Dios con las heridas con las que pagó por nuestra salvación. En esta oración, Jesús reza por todos nosotros, reza para que el Padre nos guarde del maligno y nos libere del poder del mal”, dijo.
Finalmente, el activista Benedict Rogers expresó un poco de optimismo en medio de la gran preocupación por el futuro del país.
“Si el ejército permanece en el poder, por el tiempo que sea, entonces, sin duda, la situación de los derechos humanos seguirá siendo extremadamente grave y potencialmente empeorará”, dijo.
“Habiendo dicho eso, tengo alguna esperanza de que, si de alguna manera se puede eliminar a los militares y se puede restaurar la democracia, la unidad de las personas en oposición al golpe es realmente extraordinaria y me da un motivo de esperanza”, señaló. “Creo que hemos visto a personas de diferentes orígenes religiosos, diferentes orígenes étnicos, reunirse en todo el país”, agregó.
“Incluso, hemos visto ejemplos de budistas birmanos- que anteriormente habían creído en parte de la propaganda del régimen contra las minorías religiosas y étnicas- disculpándose por sus actitudes en el pasado y reconociendo que las minorías étnicas y religiosas han estado sufriendo mucho, y que ahora comparten el mismo objetivo de [restaurar] la democracia”, concluyó.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en CNA.
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