La prohibición del aborto en esta pequeña república de 35 mil habitantes y 61 kilómetros cuadrados regía desde 1865. Sin embargo, ayer 26 de septiembre más del 77% de los votantes aprobó la moción para permitir esta práctica en el primer trimestre de embarazo.
Después de las 12 semanas se podrá abortar si existen “anomalías y malformaciones del feto que impliquen un grave riesgo para la salud física o psicológica de la mujer ".
San Marino es una pequeña república rodeado de la zona central italiana. Su tasa de natalidad es de aproximadamente 1,2 niños por mujer.
El Obispo de San Marino-Montefeltro, Mons. Andrea Turazzi, emitió un comunicado el 26 de septiembre para decir que las mujeres embarazadas deben recibir apoyo para que “no quede piedra sin remover en la búsqueda de alternativas” al aborto.
“Debemos asegurarnos de que nunca más una vida no florezca por inseguridad, desconfianza, soledad, falta de custodia y protección o por razones económicas”, dijo Mons. Andrea Turazzi.
“Hoy, con el progreso de la ciencia, con los medios a nuestra disposición, con el crecimiento de la conciencia social, podemos hacer mucho para acoger la vida por nacer”, dijo el Obispo de San Marino-Montefeltro.
“Creemos que la tasa de crecimiento de una sociedad no se mide tanto por la economía, sino por el respeto de los derechos de todos, empezando por los frágiles, indefensos y no nacidos”.
Según la tradición, un cristiano llamado Marinus estableció una comunidad cristiana en el siglo IV que finalmente se convirtió en la ciudad-estado de San Marino.
Italia, que rodea geográficamente a San Marino, legalizó el aborto en 1978. Otros países de notable mayoría católica, como Irlanda, han liberalizado en los últimos años sus leyes sobre el aborto mediante referéndum.
El pueblo de Gibraltar, un territorio británico de ultramar ubicado en el extremo sur de la Península Ibérica, votó en un referéndum en junio para aprobar un proyecto de ley que legaliza el aborto.
Tras la votación, Mons. Turazzi dijo que la Diócesis de San Marino se comprometerá a "dar testimonio del Evangelio de la vida, de una cultura y una política favorables a la familia, de un impulso de conciencia y responsabilidad".
Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en CNA.
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