El Secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados, Mons. Paul Richard Gallagher, intervino este miércoles 29 de septiembre en ONU con un discurso destinado a promover la jornada internacional para la eliminación total de las armas nucleares.
En su discurso, Mons. Gallagher pidió a los países que poseen armas nucleares que escuchen “el pedido de la humanidad de eliminar las armas nucleares” y que asumen el compromiso de “liberar al mundo de la amenaza de la guerra nuclear”.
El enviado de la Santa Sede a la ONU agradeció a los 122 Estados que adoptaron el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares y animó a aquellos Estados que aún no han firmado el Tratado a sumarse a los países que ya lo han hecho.
Mons. Gallagher, no obstante, fue realista y expuso los dos factores principales que, en su opinión, perpetúan el status quo nuclear.
En primer lugar, “la política de la disuasión que impulsa los armamentos y genera un ambiente tecnológico deshumanizante que mantiene y empora la desconfianza entre naciones”.
El segundo factor es “el gasto desorbitante por parte de algunos Estados para la producción y el desarrollo de arsenales nucleares que son una fuente creciente de desigualdad tanto en el interior del país como entre naciones”.
“Ante una pandemia mundial de duración incierta y efectos cada vez más graves”, continuó Mons. Gallagher, “de cambio climático global, los Estados deben reducir el presupuesto militar en favor de una respuesta a las necesidades humanitarias y de las exigencias de nuestra casa común”.
En ese sentido, Mons. Gallagher renovó la petición de la Santa Sede a los gobiernos, formulada tanto en la encíclica Popolorum progressio de Pablo VI como en Fratelli tutti de Francisco, para que destinen “el dinero que se emplea en las armas y en otros gastos militares a la constitución de un fondo mundial para eliminar el hambre y para el desarrollo de los países más pobres”.
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