El cenáculo, el lugar de la última cena



El Cenáculo es el lugar de Jerusalén donde Jesús cenó con los apóstoles la última cena de su vida, antes de morir en la cruz, donde se instituye la Sagrada Eucaristía, el sacramento por excelencia; el lavatorio de los pies y donde se da el mandamiento del amor. Es también el lugar donde, según tradición, se reunían los apóstoles después de la resurrección de Jesús y donde se encontraban durante Pentecostés, aunque esto ultimo es dificil de verificar.
Era una casa con amplias salas en la ciudad de Jerusalén y pertenecía a un amigo de Jesús. Tenía dos salas: Una planta baja, utilizada para las oraciones y/o para momentos instructivos. Una planta alta, utilizada para comer.

La escena del Evangelio

El evangelista San Lucas narra los detalles de cómo se seleccionó el lugar: "Llegó el día de la fiesta de los panes sin levadura, en la que debía inmolarse el cordero pascual, y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: “Encargaos de prepararnos la cena de Pascua”. Ellos le preguntaron: “¿Dónde quieres que la preparemos?”. Les respondió: “Al entrar en la ciudad, encontraréis a un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo hasta la casa donde entre, y decid al dueño de la casa: El maestro dice: “¿Dónde está la sala para celebrar la Pascua con mis discípulos?” Él os mostrará en el piso superior una habitación grande y con divanes; haced allí los preparativos. Ellos fueron y encontraron todo como Jesús les había dicho. Y prepararon la cena de la pascua".
"Llegada la hora Jesús se puso a la mesa con sus discípulos. Y les dijo: “Cuánto he deseado celebrar esta pascua con vosotros antes de morir; Porque os digo que no la volveré a celebrar hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios”. Tomó entonces una copa, dio gracias y dijo: “Tomad esto y repartidlo entre vosotros, pues os digo que ya no beberé del fruto de la vid hasta que llegue el reino de Dios”. Después tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria  mía”. Y después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: “Esta es la copa de la nueva alianza sellada con mi sangre, que se derramada por vosotros. Pero mirad, la mano del que me entrega está junto a mí en esta mesa. Porque el Hijo del hombre se va, según lo dispuesto por Dios; pero ¡ay del hombre que va a entregarlo!”. Entonces ellos se pusieron a preguntarse unos a otros quién de ellos era el que iba a hacer aquello".

Profundidad cristiana de la palabra cenáculo: un lugar para los pobres.

Las casas de los antiguos romanos no tenían primitivamente mas que un piso y en esta habitación de arriba era donde ordinariamente se cenaba o se comía en común, donde estaba el cenadero: y luego después llamaron por extensión cænacula a todas las piezas de la habitación superior.
En los cœnacula habitó luego por lo común la gente pobre, como hoy también habita los pisos altos y buhardillas: In superiore qui habito Cænaculo (en la buhardilla que habito), dice, entre otras cosas, el comediografo romano Tito Maccio Plauto, para dar una idea de su pobreza. Y lo que hoy llamamos tener posada, tener casa de huéspedes, alquilar o subarrendar una sala, un gabinete, etc.
Extendida o trasladada de este modo la significación de cænaculum, fue necesario crear otra voz que determinase con más precisión la idea de cenadero, y se formó cænatio. Cœnatio, pues y no ya cænaculum, se dijo propiamente por cenadero o comedor, desde fines de la época de Augusto, según se notan en los escritos de los dos Plinios, Séneca, Columela, Suetonio, Juvenal y Marcial. La cosa significada primitivamente por cænaculum había mudado de destino, pasó a tener otros usos pero el nombre había quedado: necesario era por consiguiente formar otra voz y así se hizo.

Así, el cenáculo era propiamente una sala situada en el piso alto de la casa donde Cristo celebró la última Cena; del latín coenaculum; en griego anogeon, anágaion mega o hiperoon, que indican sala superior con distintos matices; en árabe `uliyya, que significa lo mismo; la traducción hebrea es tardía y tiene el mismo sentido: `aliyyáh.

Los autores difieren en sus explicaciones; mientras unos piensan que el propietario era un desconocido de los discípulos, otros piensan que era conocido, pero que Cristo no quiso dar su nombre para que Judas no pudiera denunciarle antes de hora. Los evangelistas describen la Cena del Señor, con la institución de la Eucaristía, lavatorio de pies y sermón de despedida en el Cenáculo.

Por las indicaciones de estos relatos la sala era grande, poseía un triclinio y dependencias para preparar la cena pascual con independencia del resto de la vivienda.

Dada la transcendencia del Cenáculo como lugar de la institución del sacrificio y sacramento de la Eucaristía, y sser posible sitio de la fundación de la Iglesia con la venida del Espíritu Santo, es lógico que la tradición eclesiástica haya conservado escrupulosamente su memoria.
 San Epifanio, a fines -del S. IV, es quien, de manera más explícita, conserva la tradición del cenáculo: afirma que el emperador Adriano hacia el año 134, halló en medio de las ruinas de Jerusalén una pequeña iglesia en el lugar en que los discípulos se reunieron después de la Ascensión. San Epifanio la denomina con el término griego hyperoon y la sitúa en el Monte Sión, en la proximidad de las siete sinagogas.
Esta ubicación coincide con una breve indicación del historiador Eusebio en el siglo anterior. Como quiera que ya desde los tiempos apostólicos fue siempre utilizada esta iglesia, excepto cuando en el año 70 los cristianos huyeron a Pela por corto espacio de tiempo, es prácticamente imposible que se perdiera su exacta ubicación. Una cierta confusión introducen algunos relatos antiguos que se designan con el nombre de Sión a la basílica que englobaba el cenáculo; pero las descripciones de Eteria, año 385, entre otras, no dejan lugar a dudas sobre la identificación de Sión con el cenáculo.
Esta basílica está unida al nombre del obispo Juan II (386-417) y sucedió a la pequeña «iglesia superior de los Apóstoles» de la que habla San Cirilo de Jerusalén en su Catequesis del año 347.
Esta iglesia, que incluía de alguna manera el cdenáculo, gozó de prosperidad hasta la conquista de Jerusalén por los persas en el 614. Además de los recuerdos del cenáculo, conservaba preciadísimas reliquias, como el cáliz de la Cena, la columna de la flagelación, etc. Algunos peregrinos nos hablan de su decoración, especialmente de sus pinturas que reproducían los misterios allí ocurridos. Incendiada por los persas, fue pobremente reconstruida por Modesto, quien cambió algunos aspectos, como el acceso, y la colocación de la columna de la flagelación. De nuevo incendiada y dañada por los musulmanes en el 966, fue una vez más restaurada, aunque más pobremente aún.
Los cruzados en 1099 la hallaron de nuevo en ruinas y se apresuraron a construir una iglesia románico-gótica, que fue regentada por canónigos regulares de San Agustín. Fue dedicada a Santa María del Monte Sión, cuya celda estaba en el ángulo noroeste, separada por una reja de hierro; un mosaico representaba la escena de la Dormición. En el ángulo SE se hallaba el otro santuario, el Cenaculo, con sus dos pisos unidos por una escalera de 30 peldaños. La capilla superior estaba dividida por una serie de columnas en dos naves en dirección este oeste; en su extremo este estaba el ábside; llamaba la atención de los peregrinos su decoración en mosaicos y el suntuoso pavimento. La nave norte estaba dedicada a la Última Cena, conservando la mesa reliquia de la misma y un mosaico que la representaba. La nave sur estaba dedicada, con el ábside, a la Venida del Espíritu Santo. Parece que el arquitecto se inspiró en la distribución del Calvario. La capilla inferior conservaba el recuerdo del Lavatorio de Pies y de las apariciones de Cristo resucitado en Galilea.
Reconquistada Jerusalén por Saladino en 1187, la basílica no sufrió, pero en 1244 fue destruida por los juwárizmíes. Los franciscanos obtuvieron del sultán la basílica en 1335-37, y compraron los terrenos que ésta había ocupado; reconstruyeron el Cenáculo, no la basílica, y al sur del mismo edificaron un modesto convento. La estancia de los franciscanos fue difícil y breve. En 1524 fueron expulsados bajo pretexto de que el cenáculo se hallaba sobre la tumba de David y era, por tanto, lugar santo musulmán; la localización de Benjamín de Tudela fue la causa de esta expulsión. El cenáculo, fue convertido en mezquita hasta nuestros días; recientemente las autoridades israelitas han suprimido el culto en la que hoy es sinagoga de la Tumba de David.
     
Estado actual del Cenáculo.

El piso superior de la mezquita está fundamentalmente formado por un rectángulo de unos 15 por 9 metros en dirección oeste este. Las bóvedas que lo cubren descansan en los muros y sobre tres sólidas y bajas columnas que lo dividen en dos naves. Las bóvedas son de arista y los capiteles de las columnas son distintos y sencillos. Pueden apreciarse dos etapas de construcción que corresponden seguramente a los trabajos de cruzados y franciscanos respectivamente. Los elementos de la mezquita son totalmente postizos. Últimamente los israelitas han limpiado parcialmente el Cenaculo.

Iconografía

La última cena (en italiano: Il cenacolo o L’ultima cena) es una pintura mural original de Leonardo da Vinci ejecutada entre 1495 y 1497,se encuentra en la pared sobre la que se pintó originariamente, en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán (Italia). La pintura fue elaborada, para su patrón, el duque Ludovico Sforza de Milán. No es un fresco tradicional, sino un mural ejecutado al temple y óleo sobre dos capas de preparación de yeso extendidas sobre enlucido. Mide 460 cm de alto por 880 cm de ancho. Muchos expertos e historiadores del arte, consideran la La última cena como una de las mejores obras pictóricas del mundo.

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