El Papa Francisco ha expresado en varias ocasiones su preocupación por el momento delicado que atraviesa Ucrania. En su mensaje Urbi et Orbi pidió a Cristo para “que por tu resurrección, que este año celebramos junto con las iglesias que siguen el calendario juliano, te pedimos que ilumines e inspires iniciativas de paz en Ucrania, para que todas las partes implicadas, apoyadas por la Comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con un espíritu de unidad y diálogo, el futuro del País, que ellos, como hermanos, puedan gritar: ‘¡Christus surrexit, venite et videte!’”
En noviembre pasado tuvieron lugar en Ucrania una serie de protestas –que dejaron unos 90 muertos-, y que llevaron al derrocamiento de Viktor Yanukovich por su decisión de rechazar tener relaciones más cercanas con la Unión Europea y así fortalecer los vínculos con Rusia.
Posteriormente, el Parlamento nombró como presidente interino a Alexandr Turchínov. Sin embargo, la provincia ucraniana de Crimea –poblada mayormente por personas de origen ruso- decidió en un referéndum su anexión a Rusia, país que a los pocos días desplegó tropas dentro de esta península y en otras zonas de su frontera con Ucrania.
Luego de la anexión de Crimea, en otras provincias del este de Ucrania se han desatado manifestaciones de grupos a favor de pasarse a Rusia. Esto ha traído la protesta de la capital ucraniana de Kiev, así como la intervención de la comunidad internacional para evitar una escalada de la violencia y la posibilidad de un conflicto en el este de Europa.
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