“Hoy nos acercamos una vez más para decir a Nuestra Señora de Guadalupe: ‘Somos una familia unida bajo tu manto. Nos ponemos bajo tu amor protector y cuidado, bajo el manto de tu amor’”, expresó el Arzobispo.
“Somos una familia en la Iglesia –una familia de familias- y nuestras familias son tan importantes. En el plan de amor de Dios para el mundo, la familia es una realidad sagrada, un regalo que Dios nos ha dado para nuestra felicidad y para la felicidad de nuestra sociedad”, indicó en su homilía.
Mons. Gómez describió este regalo como la “fundación de nuestra sociedad y nuestra cultura”, porque sirve como vehículo para pasar “nuestros valores, tradiciones y nuestra fe” a las actuales y futuras generaciones. Como tal, indicó, debemos proteger y nutrir activamente a nuestras familias, en las iglesias y en las casas.
“Mis hermanos y hermanas, se necesita amor, gracia, paciencia y trabajo duro para vivir juntos como una familia”, añadió.
Al final de la Misa, el Arzobispo liberó una paloma blanca, lo que fue seguido por la liberación de otras más. “¡Que Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Que Viva Cristo Rey! ¡Que Viva San Juan Diego!”, exclamó Mons. Gómez, junto a los miles de fieles.
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