Según reporta el canal televisivo colombiano Caracol, con su idea Gori busca que las familias locales, que viven en situación de pobreza, “pasen la brecha de la miseria a una vida de bienestar”.
Para el empresario, los pobres en Colombia “se reproducen incontrolablemente”.
En declaraciones a Caracol, dijo que el país “está demasiado sobrepoblado y realmente la gente no debería tener sino los niños que pueda alimentar, vestir y educar bien. La gente no tiene control de eso y es bastante irresponsable, sobre todo en los estratos más pobres”.
Con la estrategia de Gori se estima que se ha evitado el nacimiento de cuatro mil niños, con un total de 336 hectáreas de tierra repartidas.
En diálogo con ACI Prensa, el Dr. Jorge Nicolás Lafferriere, director del Centro de Bioética, Persona y Familia, señaló que “la noticia de un empresario que regala terrenos a cambio de que los pobladores se esterilicen resulta sumamente cuestionable desde una perspectiva bioética”.
“En primer lugar, la esterilización es de suyo un procedimiento éticamente reprochable porque priva a la persona sana de una función y contradice los valores humanos fundamentales”.
En segundo lugar, continuó, “la decisión de estas personas está tomada con un condicionamiento económico que afecta su libertad y por tanto se considera que su consentimiento está viciado por la contraprestación económica”.
El Dr. Lafferriere señaló que un tercer punto crítico es que “la pretensión de un empresario de esterilizar a todo un pueblo parece retrotraernos a épocas del vasallaje donde los ricos someten a los pobres con el poder del dinero”.
“Parece reeditarse, con formas más refinadas pero igualmente inicuas, la triste experiencia de las esterilizaciones forzadas de personas que han sacudido a nuestro continente y que suponíamos que no volverían a repetirse”.
El experto en bioética denunció que “las llamadas ‘campañas de salud reproductiva’ encubren, en el fondo, una obsesiva búsqueda del control poblacional a cualquier costo”.
Lafferriere subrayó que “los problemas derivados de la pobreza, entre los que ciertamente se encuentran las muy malas condiciones de vida de muchas familias y, en especial de muchos niños, no se combaten esterilizando a los pobres”.
Señaló que el verdadero combate contra la pobreza se realiza “con activas políticas públicas de promoción humana, de promoción de la familia, de educación y de acceso a vivienda y salud sin tener que, para ello, enajenar la propia libertad, en este caso la libertad procreativa”.
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