Chile: investigan a la Comunidad del Cuarto Camino por varios delitos



El diario La Tercera ha informado sobre una secta de Chile intervenida por la policía recientemente. Lo cuenta el redactor Felipe Díaz. Todo comenzó en octubre de 2013, cuando la Policía de Investigación (PDI) inició las indagaciones de una denuncia de abuso sexual que habría ocurrido en el interior de una comunidad que vivía bajo la modalidad de la autosustentabilidad.


Ésa fue la primera hebra que dejó al descubierto uno de los casos policiales más insólitos: a sólo 30 kilómetros de Santiago, en la comuna de Pirque, una secta –según señaló la policía– liderada por un hombre autodenominado Ellahim-rra se preparó para una supuesta batalla que se iba librar en diciembre de 2012. En esa fecha iban, de acuerdo a lo dicho por su líder, a recibir a las tropas extraterrestres que invadirían el planeta. Para esto, compraron armas, construyeron un búnker, adquirieron raciones de comida y tuvieron entrenamiento militar en la IV Región.


Ésta es la historia de la investigación reservada que, durante cerca de un año, realizó el Grupo de Análisis e Intervención Anti Sectas (Gaia), dependiente de la Bipe de la PDI, y que los detectives bautizaron como “Batalla final” .


El inspector Cristián Escobar señaló que tras recibir la primera denuncia de abuso sexual, pusieron los antecedentes en manos de la Fiscalía de Puente Alto y comenzaron a entrevistar a los miembros de la comunidad. Esto, con el objetivo de establecer la veracidad de la denuncia e interiorizarse con los orígenes y las características de este grupo.

Entre el yoga y los extraterrestres


Escobar señaló que para entender esta agrupación había que remontarse a la década de los 80, cuando G.S.D. (quien más tarde se convertiría en el líder) se inició en el entrenamiento intensivo de yoga. Para esto ingresó en la escuela de un conocido maestro de la época, junto a parte de su familia. “En el año 1985 decidió abandonar la escuela de yoga. En ese momento, decía que el maestro se había involucrado con una discípula. A él no le gustó la actitud de este líder, abandonando dichas actividades”, señaló el detective.


Escobar indicó que “posteriormente, decidió independizarse, reclutando a estudiantes en universidades prestigiosas. En esta etapa, dictaba clases de ufología, clases de yoga y de terapias de autosanación. Con el correr de los meses, G.S.D. seleccionó al grupo de sus “regalones” para realizar salidas al campo los fines de semana, indicando que era necesario para el ser humano conectar con la naturaleza. Además, organizaba a sus seguidores para que hicieran visitas a niños de escasos recursos. “Es otras de las formas que usaba de enganche”, reveló el detective.


Cuando G.S.D. ya contó con un grupo consolidado, de cerca de 20 personas, les indicó que lo ideal sería irse a vivir en comunidad. “Señalaba que el mejor lugar era Pirque y sus alrededores, diciendo que tenía similitud con el campo”, dijo el inspector Escobar. Por esta época, además, empezó a pedir que lo llamaran por el nombre de Ellahim-rra.


En busca de una nueva humanidad


En 2009 se concertó la instalación en una parcela del sector sur de Santiago, la que arrendaban. Uno de los ex integrantes de este grupo, a través de un sitio web dedicado a las experiencias en sectas, escribió que “nos comprometimos cada vez más a fondo con el proyecto para desarrollar una nueva humanidad (…). El costo de esta nueva vida fue dejar nuestras familias para irnos a vivir todos juntos en comunidad, que supuestamente nos potenciaría como agrupación. Abandonamos a nuestros amigos, familias y estudios; les entregamos nuestro esfuerzo y nuestro dinero; les entregamos nuestras vidas completas, todo por los ideales trazados por el líder.


Entre los integrantes del grupo había profesionales, tales como un doctor geriatra e ingenieros. Ellos aportaban gran parte de su sueldo para que el grupo, llamado Comunidad del Cuarto Camino, pudiera subsistir. También había estudiantes (algunos de ellos cursaban Derecho). Estos últimos, si bien no aportaban monetariamente, tenían que colaborar con la mantención del predio en que vivían.


Además, cada ciertos días tenían ceremonias en que todos debían vestir con un kimono (vestimenta típica japonesa) color blanco. Según la jerarquía que tenían dentro del grupo, se les asignaban cinturones de ciertos colores. El violeta era de iniciación; el amarillo, de respeto; el naranja, de sumisión, y el verde invitaba a despejar el ego. El líder, su mujer y sus dos hijas tenían cinturones azules: el color de los maestros.


El fin del mundo en 2012


“En el marco del pensamiento que ellos tenían, sumado al estudio del New Age, el líder hizo creer a este grupo que en diciembre de 2012 sería el fin del mundo, donde llegarían las hordas apocalípticas de índole extraterrestre, para lo cual debían defenderse y tener sus propias armas. El líder incentivó a estos muchachos a comprar armas cortopunzantes, ballestas, escopetas, gran cantidad de municiones. Compraron un contenedor, el que enterraron en la parcela y que usaban como una especie de búnker. Además, compraron combustible, velas, linternas y raciones de alimento militar”, reveló el detective. Estas armas fueron entregadas a la policía de forma voluntaria por ex miembros del grupo el 23 de enero pasado.


Sin embargo, no bastaba equiparse para poder enfrentar a estos supuestos enemigos. También era necesario prepararse militarmente. Para esto, Ellahim-rra organizó viajes a la IV Región, en que probaba los límites a los que podían llegar sus seguidores: de acuerdo con la PDI, los hacía ponerse de pie todo el día bajo el sol, los hacía caminar por el hielo o sobrevivir toda una jornada con dos manzanas como la única alimentación. En medio de estas actividades, según la PDI, el líder habría abusado sexualmente de algunas integrantes.


Continuación tras el fracaso profético


El año 2012 fue esperado dentro del búnker. Al darse cuenta de que el año había terminado y que no había ocurrido la invasión, Ellahim-rra hizo como que nada había pasado y les indicó a sus seguidores que debían continuar los proyectos de la comunidad. Uno de estos era la mantención de un colegio que el grupo había fundado en Pirque y que recibía alumnos hasta octavo básico.


No obstante, el hecho de que no hubiera ocurrido la batalla final del año 2012 fue el inicio del fin. Entre los integrantes de la agrupación la credibilidad de G.S.D. comenzó a ser cuestionada, así como el uso que daba al dinero que aportaban los miembros y que reportaba la escuela. El corolario fue la denuncia que se presentó en su contra.


“Establecimos que había una persona que envió un correo electrónico a todos los integrantes de la secta, denunciando un abuso de carácter sexual hacia su pareja. Además, daba a conocer irregularidades en el ámbito económico que el líder ejercía sobre el grupo y que dineros destinados a actos sociales no se estaban llevando a cabo de esa forma”, dijo el policía.


Los miembros se convencieron de estos hechos y presentaron la denuncia ante la PDI. “Dentro del proceso investigativo, tenemos cuatro declaraciones como testigo protegido, donde cuentan su experiencia. Nosotros, conforme a lo narrado por la totalidad de los testigos, evacuamos el informe a la fiscalía basándonos en la existencia de los delitos de violación, abusos sexuales y apropiación indebida, señaló Escobar.


La fiscalía está analizando los antecedentes para tomar las resoluciones judiciales del caso. El líder ahora está radicado en el sur del país. Mientras tanto, los ex miembros están formando una ONG y crearon el sitio web Liberate.cl, en que orientan a las víctimas de las sectas y dan información para identificar si están en uno de estos grupos.



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