A pesar de las dificultades que afronta la familia el Prelado ha afirmado que "el gran reto de la Iglesia es mantener la esperanza" porque "Dios sigue apostando por la felicidad del hombre y en su hijo Jesucristo", y por ello "ha diseñado el proyecto de felicidad para el hombre en el matrimonio: indisoluble, abierto generosamente a la vida. Uno con una para siempre, fuente de fecundidad en los hijos".
El Sínodo sobre la Familia que tuvo lugar el pasado octubre, además del Encuentro para las Familias que se celebrará en 2015 en Filadelfia son una "una ocasión excepcional, un momento de gracia para acoger las orientaciones que la Iglesia nos propone y entrar en un diálogo de salvación con la situación concreta que vivimos".
El Obispo destaca que son muchos los retos que afronta la familia en la actualidad porque "es la institución más apreciada" y al mismo tiempo, la familia "sufre erosión interna y externa".
Esa erosión interna se debe, según explica Mons. Fernández, porque "muchos acceden al matrimonio sin la debida preparación, sin la debida madurez afectiva, sin una experiencia suficiente de Dios, que santifica el amor humano en el matrimonio y lo pone a salvo de nuestras veleidades", lo que explica las tasas de fracaso matrimonial en nuestros días.
"Hay mucho gozo en el seno de la familia, pero también hay mucho sufrimiento, sobre todo en aquellos que no se sienten amados como esperaban", destaca Mons. Fernández.
Sobre las presiones externas que recibe la familia, el Obispo de Córdoba explica que "en el ambiente social, la familia se ha convertido en moneda de cambio en un mercado corrupto". El Prelado se refiere a que "se presenta el amor como algo fugaz e inconsistente, incapaz de dar solidez a la persona y menos aún a un proyecto de amor para toda la vida entre el varón y la mujer".
A pesar de estos problemas, Mons. Fernández destaca que "el proyecto de Dios sigue en pie", porque "Dios apuesta por la felicidad del hombre y sigue ofreciéndole lo que ‘al principio’ dejó inscrito en la naturaleza humana".
"Lo que el hombre no es capaz de conseguir por sus solas fuerzas, y ni siquiera con la ayuda de los demás, puede alcanzarlo con la gracia de Dios, que quiere hacer feliz al hombre, salvándole de su debilidad y de su pecado", asegura el Obispo de Córdoba y precisa que "es posible la esperanza, también en este campo de la familia".
"La Iglesia tiene la preciosa tarea de presentar con hechos, con el testimonio de tantos hijos suyos, que la felicidad es posible, que la solidez de la familia nos interesa a todos, que no es una utopía ese plan de Dios sobre la familia, sino que es una realidad al alcance de todos", precisa y subraya que también debe ser "'hospital de campaña para todos los heridos en esta 'guerra'".
Por eso ha recordado que "La Santa Familia de Nazaret, Jesús, María y José representan ese icono humano, ese círculo de amor, reflejo de la comunidad trinitaria de Dios, que inspira e impulsa toda familia según el plan de Dios".
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