Mons. Castagna: “Los valores que deben recuperar la Argentina tienen un sustento evangélico”



Mons. Castagna: “Los valores que deben recuperar la Argentina tienen un sustento evangélico”









Corrientes (AICA): En su sugerencia para la homilía del próximo domingo, el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, consideró que “en circunstancias como la actual, enlutada con la muerte de un fiscal de la Nación, los valores que debe recuperar la Argentina tienen un sustento evangélico que muchos se empeñan en vapulear, por ignorancia o por deformación ideológica”. “Los auténticos cristianos deben ser testigos insobornables de la presencia viva de Jesucristo. Su gracia realiza una tarea de profunda conformación con Él y con su misión”, subrayó.



El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, recordó que la Cuaresma es “tiempo de reflexión y examen, oportunidad para impulsar un cambio serio, que aparte al creyente del pecado y lo constituya en testigo de la santidad de Cristo” y subrayó que “los conflictos que se observan, en esta parte del mundo, manifiestan la necesidad y urgencia de que sea anunciado Cristo, como el único Redentor”.

En su sugerencia para la homilía del próximo domingo, el prelado aseguró que “en circunstancias como la actual, enlutada con la muerte de un fiscal de la Nación, los valores que debe recuperar la Argentina tienen un sustento evangélico que muchos se empeñan en vapulear, por ignorancia o por deformación ideológica”.




“Los auténticos cristianos deben ser testigos insobornables de la presencia viva de Jesucristo. Su gracia realiza una tarea de profunda conformación con Él y con su misión”, sostuvo.




Texto de la sugerencia




1.- Cuaresma 2015. La liturgia de la Iglesia se empeña en crear un clima espiritual que favorezca la celebración del Misterio central de la fe. Nos encontramos ya en plena Cuaresma. Marcada por la oración y la penitencia, abre camino para que los creyentes lo transiten sin dudar. Lo hace en base a la Palabra, a la sostenida conversión, que es la penitencia, y a la oración. El Miercoles pasado, con su simbólica imposición de la ceniza, se inició este Tiempo fuerte. De esta manera, la Cuaresma pone la base de toda auténtica espiritualidad cristiana: el reconocimiento de la propia condición de pecadores, que involucra a todos. Es un paso obligado en la decisión de "vivir de la fe". La Cuaresma desenvoca en la Pascua de Resurrección, pasando por el Misterio de la cruz. La liturgia de estas semanas, de particular intensidad, pone en marcha una pedagógica orientación, cuyos orígenes se remontan a la era apostólica. Para que la Pascua sorprenda a los cristianos, más dispuestos a conformar sus vidas con las exigencias del Evangelio, es preciso aprovechar estas cinco semanas, en la escucha dócil de la Palabra y en la práctica penitencial.

2.- Tiempo de reflexión y examen. El clima, creado por esta Liturgia, no es un producto artificial para ornamentar las tradicionales celebraciones. Es tiempo de reflexión y examen; oportunidad para impulsar un cambio serio, que aparte al creyente del pecado y lo constituya en testigo de la santidad de Cristo. Los conflictos que se observan, en esta parte del mundo, manifiestan la necesidad y urgencia de que sea anunciado Cristo, como el único Redentor. Para ello será preciso que el Evangelio se exprese en la vida de los cristianos y repudie toda hipocrecia y mediocridad. Los valores cristianos y una ficticia profesión de los mismos no se conjugan. La corrupción, indecorosamente presentada como manifestación escabrosa de la actualidad, cobra dimensiones más que graves. No obstante, de manera formal, se intenta una profesión pública de fe, negada en la hora de la verdad. La actual predicación del Evangelio reclama coherencia en quienes lo exponen y en quienes lo aceptan. La incoherencia es un engaño, llegado a la hipocrecia. La fe, como combate, es el esfuerzo continuo por vivir conforme a ella. Así lo entienden los Apóstoles - de manera más enfática San Pablo - que conducen sus comunidades en base a ese pensamiento orientador. Parece que van quedando en el camino de los siglos los reclamos de santidad que la Palabra nunca ha dejado de exponer. Se advierte, de manera más explícita, en los innumerables Santos que hacen del Evangelio una forma personalizada de vivirlo.




3.- Las tentaciones del desierto. Las tentaciones del desierto dan a entender, con suma claridad, que la humanidad asumida por el Verbo está herida. Cristo no tiene pecados personales, pero la carne, que toma de las entrañas purísima de la Virgen María, necesita de su virtud redentora. La redime y sana desde dentro, mediante la Muerte y Resurrección, constituyéndose así en causa de salvación para todo el género humano (Hebreos 4, 9). Su misión universal lo relaciona con toda la humanidad ejerciendo, desde el interior de la misma, el poder divino que le ha sido otorgado: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra". (Mateo 28, 18) Es un despropósito negar su presencia - perjudicial para todos - y aguachentar la densidad de su enseñanza. En circunstancias como la actual, enlutada con la muerte de un fiscal de la Nación, los valores que debe recuperar la Argentina tienen un sustento evangélico que muchos se empeñan en vapulear, por ignorancia o por deformación ideológica. Los auténticos cristianos deben ser testigos insobornables de la presencia viva de Jesucristo. Su gracia realiza una tarea de profunda conformación con Él y con su misión.




4.- Impulso a vivir y testimoniar la fe. ¡Qué bueno es lograr de la Cuaresma iniciada un fuerte impulso a vivir de la fe y a testimoniarla entre nuestros conciudadanos! Para ello será preciso acceder a los medios que la Iglesia nos ofrece: la escucha atenta y religiosa de la Palabra de Dios, la oración y los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Es la ocasión de un encuentro nuevo con Cristo para que su mensaje se haga cultura y rija nuestro comportamiento personal y social. Nuestro pueblo que, en su mayoría, se profesa cristiano, está próximo a elegir a sus representantes, política y socialmente, en una sucesión constitucional que aparece reñida y confusa. Está, por lo mismo, urgido a que prevalezcan los valores de la justicia, de la equidad, del amor y de la paz, inspirados por el contenido de la fe que dice profesar cuando afirma ser cristiano.+







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