Maria Luisa tiene 80 años, es la mayor de la familia Haro quienes están especialmente de celebración tras la apertura del proceso de beatificación de su padre.
“Él era muy practicante. Iba a Misa y comulgaba todos los días. Estaba muy unido a Jesucristo y por eso, después de un cáncer que sufrió con mucha entereza y resignación, murió en olor de santidad”, cuenta a ACI Prensa la mayor de los ocho hijos que tuvo José María.
En el primer aniversario de su muerte Acción Católica de Propagandistas le hizo un homenaje. El arzobispo de Valencia de la época, Mons. Marcelino Olaechea, con quien José María había colaborado durante años afirmó que “estaba convencido de que José María era un santo y que se podría abrir el proceso de canonización”.
Fue entonces cuando se comenzó a recoger testimonios de quienes le habían conocido, pero tras la jubilación de Mons. Olaechea el proceso quedó desatendido. “Hasta que en el año 2009 Acción Católica, a la que perteneció mi padre desde joven, pidió al arzobispado de Valencia ver cómo estaba la causa y ellos se constituyeron como parte autora”, explica Maria Luisa.
Según explica la mayor de los ocho hijos que tuvo este posible futuro santo, su padre siempre les ayudó a profundizar en la fe de una manera muy sencilla.
“Desde niño nos educó en los principios cristianos leyendo dominicalmente el Evangelio. Vivíamos mucho las fiestas de la Virgen, la Navidad. Nos hacía vivir de una manera muy agradable para los hijos el Cristianismo, íbamos a Misa juntos el domingo y cuando se celebraba en latín mi padre nos explicaba qué es lo que estaba pasando en cada momento”.
“Su compromiso social nos hacía ver en la importancia de ayudar a los demás, a los necesitados”, señala a ACI Prensa.
José María Haro era Magistrado de lo Social y colaboraba en el Arzobispado de Valencia, especialmente con el Arzobispo Mariano Olaechea en asuntos relacionados con temas sociales de la diócesis. Fue padre de ocho hijos, de los que actualmente están vivos 7, una es religiosa escolapia.
“Es una responsabilidad muy grande tener estos padres, porque si mi madre no hubiera estado de acuerdo en esas actividades apostólicas de mi padre él no hubiera podido dedicarse tan plenamente. Mi madre renunció a muchas distracciones a muchas cosas licitas para que mi padre pudiera dedicarse a todo esto”, asegura.
“La mayor alegría es que nosotros, sus hijos, vivamos para ver el inicio de la apertura del proceso de beatificación, que suele hacerse después de muchos años”, resalta luego.
María Luisa Harto comenta finalmente que “es muy importante que sea un laico, un hombre normal, con sus actividades que desarrolló de todo tipo. Sacrificaba su tiempo de distracción y descanso para dedicarse a los demás. Era una persona normal, no pertenecía a una orden religiosa sino que fue un laico comprometido, que es lo que hace falta en la Iglesia”.
Breve biografía
José María Haro nació en una familia sencilla de Cheste (Valencia). Estudió Magisterio y Derecho y fue juez de Orcera (Jaen), Viver (Castellón) y Villar del Arzobispo (Valencia). También fue presidente de la Junta Provincial de Enseñanza Primaria, presidente del Instituto Nacional de Previsión y Jefe del Seguro de enfermedad.
En 1930 contrajo matrimonio con María Luisa Sabater Valero, "esposa ejemplar cuya colaboración y aliento resultaron decisivos en la entrega de José María Haro a las tareas apostólicas que se le encomendaron". El matrimonio tuvo ocho hijos.
José María Haro también participó en diversas actividades vinculadas a la Iglesia. Fue secretario de la Federación de Estudiantes Católicos de Valencia y miembro activo de la Asociación Católica de Propagandistas desde su juventud.
Participó activamente en la vertiente social de la Iglesia, fue presidente de los hombres de Acción Católica de Valencia, en donde están los orígenes de Cáritas Valencia. También fue uno de los fundadores de los Secretariados Parroquiales de Caridad.
Desempeñó el cargo de director del Banco de Nuestra Señora de los Desamparados y Tesorero del Patronato de Viviendas del Arzobispado. Durante su participación en el patronato se construyeron varios grupos de viviendas sociales como las de los barrios de Tendetes, Patraix y San Marcelino.
José María Haro fue un "incansable y fidelísimo colaborador de monseñor Marcelino Olaechea desde su llegada a Valencia en 1946 y gastó su vida al servicio de la Iglesia, y en ella y por ella, de los demás hombres".
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