La dictadura china no es tan eficaz como la democracia española

Tras 35 años de su imposición, el régimen comunista chino ha puesto fin a la política de un solo hijo. La idea era impedir que la población creciera exponencialmente. Y lo han conseguido. Como bien explica Juanjo en su post, cuatrocientos millones no han podido nacer. Ríanse ustedes de cualquier otra masacre o crimen contra la humanidad pasada. No hay cosa que se le parezca.

Ahora bien, un buen número de chinos se ha saltado la ley. La tasa de natalidad en el gigante asiático es de 1.5, o sea, un 0.5 más que si todos hubieran aceptado la imposición. Aun así hay que reconocer que la peor dictadura de la historia de la humanidad ha tenido bastante éxito en la labor de matar el futuro de toda una nación.

Ahora bien, ni siquiera esa dictadura ha conseguido lo que la maravillosa democracia española. Efectivamente, en España no hemos necesitado leyes que impongan el aborto y la imposibilidad de tener más de un hijo. Nos ha bastado con leyes que permitan matar a los no nacidos, leyes que favorecen el divorcio, leyes que destrozan la familia y un sistema económico que hace que tener una familia numerosa sea cosa de héroes. Nuestra tasa de natalidad es de 1.2, tres décimas menos que la china.

¿Lo que pasa en España es culpa de la democracia? Más bien es culpa de la apostasía que, eso sí, encuentra abono en una democracia donde las raíces cristianas han sido pisoteadas con el consentimiento y complicidad de la mayoría de los cristianos, que han entregado su voto en manos de quienes estaban y están empeñados en imponer la cultura de la muerte.

Lo más probable es que cuando las próximas generaciones se den cuenta que les hemos dejado como herencia un país de viejos sin apenas hijos y nietos, sean consecuentes y apliquen a esos viejos el último peldaño de la escalera hacia el infierno que se han labrado: la eutanasia. Solo así será económicamente viable el sistema. Las familias cristianas con hijos seguramente no tendrán ese problema. Si les han educado en la fe, serán atendidos hasta su muerte natural. El resto, que recojan lo que han sembrado. Satanás no solo quiere esclavos. Les cobra por servirle. Pasará la factura.

¿Acaso pensáis, estimados apóstatas, que os va a salir gratis vuestro desprecio a Dios? Cuando os déis cuenta de vuestro error, ya será tarde. Y aun entonces, esos talibanes fundamentalistas a los que tanto despreciáis ahora, esos pocos que habrán defendido el derecho a la vida, la familia y la educación cristiana, os predicarán el evangelio para que al menos vuestras miserables almas, por las que Cristo derramó su sangre para salvarlas, se libren de la condenación eterna. Y Dios es tan misericordioso que si os arrepentís y pedís su perdón, os lo dará.

Luis Fernando Pérez Bustamante

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