El Pontífice recordó que “la universidad es un ámbito privilegiado para pensar y desarrollar el compromiso de evangelización y las escuelas católicas constituyen una contribución muy válida a la evangelización de la cultura, también en los países o en las ciudades donde una situación adversa nos estimula a usar la creatividad para encontrar los caminos adecuados”.
1.- Humanizar la educación
El Santo Padre explicó que “frente a un individualismo invasor que hace humanamente pobres y culturalmente estériles, es necesario humanizar la educación”.
Por ello, “la universidad y la escuela tienen sentido pleno solo en relación a la formación de la persona”.
“Las instituciones educativas tienen la misión de ofrecer horizontes abiertos a la trascendencia” y la educación debe estar “al servicio de un humanismo integral”.
La Iglesia, dijo el Papa, “como una madre educadora mira siempre a las nuevas generaciones en la perspectiva de la formación de la persona humana tanto desde el punto de vista de su fin último como desde el bien de las sociedades de cuyo miembro es el hombre”.
2.- Cultura del diálogo
“Nuestro mundo se ha convertido en una aldea global con múltiples procesos de interacción, donde cada persona pertenece a la humanidad y comparte la esperanza de un futuro mejor con toda la familia de pueblos”, afirmó Francisco.
El Pontífice, al mismo tiempo, lamentó que “tenemos muchas formas de violencia, de pobreza, de sufrimiento, de discriminación, de marginación y de acciones restrictivas de las libertades fundamentales, se crea así una cultura del descarte”.
En este contexto, afirma, “las instituciones educativas católicas están llamadas a situarse a la vanguardia para practicar la gramática del diálogo que forma el encuentro y la revalorización de la diversidad cultural y religiosa”.
3.- Sembrar esperanza
“El hombre no puede vivir sin esperanza”, aseguró el Obispo de Roma.
“La educación es generadora de esperanza. De hecho, la educación es un dar a luz, es un hacer crecer, si se sitúa en la dinámica del dar la vida. Y la vida que nace es la fuente más fecunda de la que brota la esperanza, una vida siempre en búsqueda de la belleza, de la bondad, de la verdad y de la comunión con los demás para un crecimiento común”.
El Papa se mostró convencido de que “los jóvenes de hoy tiene, sobre todo, necesidad de esta vida que construye el futuro. Por lo tanto, el verdadero educador es como un padre y una madre que transmiten una vida capaz de un futuro”.
Para lograrlo, el Pontífice sugiere “escuchar a los jóvenes”, y aseguró que la Iglesia lo hará de forma particular “con el próximo Sínodo de los Obispos dedicado a ellos”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 21 de noviembre de 2015
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