Samantha iba a abortar, pero un autobús le hizo cambiar de opinión

Mujer embaMuchas mujeres optan por seguir adelante con sus embarazos a pesar de la violación. Pixabayrazada / Pixabay

"Cuando descubrí que estaba embarazada hace cuatro meses, el pánico se apoderó de mí". Samantha, una joven de 21 años relata en Save the Storks -una asociación provida americana- cómo tener el bebé que espera supuso una cuestión de vida o muerte para ella.

Las razones por las que ella tenía miedo no eran las típicas de una chica de su edad. La joven asegura que tenía una relación amorosa, no tenía problemas económicos y contaba con una familia que siempre le apoyaba. Sin embargo, Samantha estaba asustada.

"Hace tres años, a mi novio Darren le diagnosticaron cáncer testicular. Cuando recibió el tratamiento de radiación, que le salvó la vida, le advirtieron que podría tener graves problemas a la hora de tener hijos. Los niños podrían nacer con deformidades y el embarazo podría perjudicar a la madre", argumenta la joven.

Samantha asegura que su corazón estaba paralizado por el miedo que sentía ante la situación. Todo el mundo a su alrededor le decía que el aborto era la única opción así que pidió cita.

"Cuando Darren y yo llegamos al abortorio vimos en la puerta estacionado un gran autobús que anunciaba pruebas de embarazo y ecografías gratuitas". El vehículo pertenecía a la asociación Save the Storks, que se dedica a los rescates de mujeres que van a abortar.

A pesar de tener programado el aborto, algo a última hora hizó cambiar las cosas. "Cuando Darren y yo llegamos a la clínica vimos en la puerta estacionado un gran autobús que anunciaba pruebas de embarazo y ecografías gratuitas. Tenía curiosidad y sabía que iba a necesitar una ecografía antes de abortar, por lo que decidí entrar", recuerda la veinteañera.

"No teníamos ni idea de que yo estaba embarazada de 18 semanas. ¡El bebé se movía y agitaba sus manos! La enfermera dijo que el bebé se veía totalmente sano"

"Le explicamos nuestra situación a la enfermera del autobús. Ella escuchó nuestros temores y preocupaciones con profunda simpatía", señala.

Samantha se recostó en una silla reclinable de cuero y la enfermera le hizo la ecografía. "No teníamos ni idea de que yo estaba embarazada de 18 semanas. ¡El bebé se movía y agitaba sus manos! La enfermera dijo que el bebé se veía totalmente sano. Darren y yo comenzamos a llorar", cuenta la joven embarazada. Ahora, la joven a poco más de un mes de dar a luz reconoce que el autobús de Save the Storks les hizo ver que el bebé estaba completamente sano y que las dificultades del pasado se podían dejar a un lado a la hora de definir el futuro.

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