¡Cómete la Biblia!
«Debe ser protestante», comentamos el P. Juan Molina y yo, cuando vimos en Morelia a un vendedor ambulante que, sentado junto a su carrito de dulces, estaba leyendo la Biblia.
Fernando Torre, msps.
¿Por qué lo primero que se nos ocurrió fue que era protestante? ¿Por qué no pensamos que era católico? La respuesta -obvia- nos dolió: «Los católicos no leemos la Biblia; los protestantes, sí.»
Desgraciadamente la primera parte de nuestra conclusión tiene mucho de verdad. Los católicos casi no conocemos la Biblia. Cuántas veces un protestante al hablar de la Biblia, nos deja callados. Para muchos católicos la Biblia es sólo un objeto de adorno en la casa o un volumen más en la biblioteca.
Claro que hemos escuchado la lectura de la Biblia en las misas y podemos identificar algunos de los pasajes más conocidos: El himno a la caridad, las bienaventuranzas, «Dios es amor», el relato de la creación, la promesa de un corazón nuevo y un espíritu nuevo, el salmo penitencial de David. Pero fuera de los pasajes más comunes, algunos católicos no tienen ni idea de qué dice la Biblia.
1ª PRUEBA
¿Cuáles son los principales temas de que trata:
1) El libro de Josué?
2) El libro del profeta Ageo?
3) La carta de Pablo a Filemón?
4) ¿Cuáles son los énfasis que hace Lucas en su evangelio?
(Ver las respuestas al final).
En nuestro mundo pragmático, “los misalitos” han tenido éxito. En ellos se nos da el texto de las lecturas bíblicas de la misa de cada día. De esta manera se nos ahorra “el problema” de tener que buscarlas en la Biblia.
Aunque reconozco que “los misalitos” han hecho mucho bien, yo soy enemigo de ellos [con el perdón de las editoriales que los publican], pues por facilitar las cosas hacen que la gente ya no tenga contacto directo con el libro de la Biblia. Y luego, cuando quieren encontrar algún texto, no saben ni dónde buscarlo.
-¿Te acuerdas dónde está el pasaje de «el hijo pródigo»?
-No; pero lo leímos el sábado de la segunda semana de cuaresma.
Y para colmo de males, no faltan sacerdotes que después de haber proclamado solemnemente el evangelio en la celebración de la eucaristía, al tiempo que dicen: «Palabra del Señor», muestran al pueblo -con un orgullo salido no sé de donde- el libro de los evangelios: y he aquí que aparece “el misalito”. (Además, la acción de mostrar el libro, va contra el sentido de la liturgia, pues lo que se anuncia como «Palabra del Señor», no es el texto escrito sino la palabra que ha sido proclamada).
2ª PRUEBA
¿En qué libro se encuentran los siguientes pasajes bíblicos?:
1) «Dios no se encuentra lejos de cada uno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos».
2) «Alégrense en la medida en que participan en los sufrimientos de Cristo».
3) «El Señor es mi pastor, nada me falta».
4) «¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!»
5) La vocación de Eliseo.
6) «Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón».
7) «Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia».
8) «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo».
9) El poema sobre la mujer perfecta [¡Viva el feminismo!
10) «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado».
Como contrapartida a “los misalitos”, quiero recomendar los Señalamientos bíblicos para cada día del año o publicaciones similares. Allí se nos dan las citas de las lecturas de cada día, para poder buscarlas en la Biblia. Qué diferente resulta leer el texto en la Biblia que en “el misalito”. Al leerlo en la Biblia se puede ver su contexto, los lugares paralelos. Después de leerlo, podemos subrayar la frase que más nos haya llamado la atención.
Además, al leer los textos en la Biblia, iremos adquiriendo un conocimiento global de ella. Y entonces, cuando queramos encontrar algún pasaje, sabremos dónde buscarlo.
Actualmente la lectura se está volviendo un hábito obsoleto. Se lee muy poco; de esto dan testimonio las editoriales. Vivimos en la era de la imagen. La televisión se ha impuesto en los hogares como el personaje más importante. Además de los textos escolares, ¿cuántos libros han tenido en sus manos los adolescentes y jóvenes de hoy?
3ª PRUEBA
¿Cuántas horas de televisión viste la semana pasada?
¿Cuántas horas dedicaste a la lectura?
¿Y cuántos minutos, a la Biblia?
Debemos aprovechar los tiempos perdidos para leer. Qué bueno sería que siempre trajéramos con nosotros un libro; así no desperdiciaríamos el tiempo que estamos en el autobús o esperando turno para algo.
Cuánta falta nos hace tener un momento específico de lectura. Sería un momento de descanso y recreación. Pero la única manera que tenemos para descansar es «no hacer nada» o «estar echados frente a la televisión». Lo que verdaderamente nos descansa es la recreación (re creación), no la nulificación.
Para leer la Biblia, podemos utilizar cualquier momento. Pero también podemos dedicarle un tiempo especial, privilegiado. Un momento de silencio, apartados de todo: «entra en tu cuarto y cierra la puerta» (cf. Mt 6,6).
4ª PRUEBA
En el último viaje que hiciste, ¿Llevaste contigo la Biblia?
[Si no la llevaste por cuestión de peso o de volumen, pues ponte a dieta]. ¿Llevaste, al menos, el misalito?
Si nuestra respuesta es «no», significa que la Biblia es algo de lo que podemos prescindir. Tal vez a nuestro viaje sí llevamos cepillo de dientes, medicinas, ropa y hasta plancha; cosas de las cuales no podemos o queremos prescindir.
Para el cristiano, la Biblia debería ser un libro que siempre llevara consigo. Algo imprescindible; nuestro libro de cabecera; el libro de nuestro diario alimento. Nuestro fiel compañero. Así lo testifica el profeta Jeremías: «Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba; tu palabra era para mí un gozo y la alegría de corazón» (Jr 15,16). Y nosotros, ¿devoramos la Palabra de Dios? En el fondo no creemos que es Dios quien nos habla a través de la Biblia.
De nada sirve que sepamos que la Biblia es el libro más importante. La Biblia es un libro para leerse [como si los libros fueran para otra cosa].
5ª PRUEBA
¿Cuáles de los siguientes libros son de la Biblia y cuáles no?
1) Habacuc.
2) Judas.
3) Abdías.
4) Henoc.
5) Ester.
6) Patriarcas.
7) Ruth.
8) Baruc.
9) Natanael.
10) Noemí.
No basta que en la casa haya una Biblia por allí o incluso que esté en un lugar especial. Cada cristiano debería tener su Biblia. ¡Mi Biblia! Algo que he ido apropiándome gracias a la lectura repetida. Una buena manera de hacer mía la Biblia es subrayarla [el consejo es gratis]. No todos estarán de acuerdo con este método, pero a mí me ha dado muy buen resultado. Yo, además de subrayada, la tengo coloreada. Si quiero encontrar algo sobre la oración, busco lo que está en rojo; algo sobre el Espíritu Santo, veo lo que está en azul; algo sobre el testimonio o el sufrimiento, «consulto la sección amarilla». Haz tuya la Biblia: léela frecuentemente; ¡cómetela! [pero poco a poco, para que no te indigestes]. Escuchemos la experiencia del profeta Ezequiel:
Me dijo Dios: «Abre la boca y come lo que te voy a dar.» Yo miré: una mano estaba tendida hacia mí, y tenía dentro un libro enrollado… Y me dijo: «Hijo de hombre, come lo que se te ofrece; come este rollo y ve luego a hablar a la casa de Israel.» Yo abrí mi boca y él me hizo comer el rollo, y me dijo: «Hijo de hombre, aliméntate y sáciate de este rollo que yo te doy.» Lo comí y fue en mi boca dulce como la miel. Entonces me dijo: «Hijo de hombre, ve a la casa de Israel y háblales con mis palabras.» (Ez 2,8-3,4; cf. Ap 10,8-11).
Respecto de la Biblia, quiero ofrecerte otras dos sugerencias: no le pongas separadores [si ya se los pusiste, no pierdas tiempo en leer este párrafo]. Muchas veces, con el uso, las hojas donde está el separador acaban por romperse; también es común que se peguen unas hojas con otras. «Es que no sé dónde está el libro de los Proverbios». Pues para eso está el índice. Además, a los pocos meses de tener diariamente la Biblia en tus manos, sabrás donde encontrar cada libro.
6ª PRUEBA
¿Entre cuáles libros está la carta
de Pablo a Tito, el libro
de los Jueces, el de Job,
el de Jeremías?
¿Por qué éste no me pregunta
entre cuáles está la segunda
carta de Juan?.
La otra sugerencia es ésta: usa solamente una Biblia. Puedes tener otras Biblias para consultar una traducción o para realizar un estudio más profundo. Pero Biblia tuya, sólo una. Así, cada vez que la leas te irás familiarizando con ella. Y dado que la memoria tiene también funciones fotográficas, después de haber leído diez veces el pasaje del buen samaritano, se te grabará que está en la parte inferior de una página derecha. Así, cuando lo busques, te será más fácil encontrarlo.
Hay un bellísimo suceso en la vida de san Agustín, que él nos narra en sus Confesiones:
He aquí que oigo de la casa vecina una voz, como de niño o niña, que decía cantando y repetía muchas veces: «Toma y lee, toma y lee».
De repente, cambiando de semblante, me puse con toda la atención a considerar si por ventura había alguna especie de juego en que los niños soliesen cantar algo parecido, pero no recordaba haber oído jamás cosa semejante; y así, reprimiendo el ímpetu de las lágrimas, me levanté, interpretando esto como una orden divina de que abriese el códice (la Biblia) y leyese el primer capítulo que hallase.
¡Toma la Biblia y lee!, nos sigue repitiendo Dios. Es urgente que los católicos leamos la Biblia. ¿De qué sirvió que el Concilio Vaticano II haya abierto a todos la posibilidad de leer la Biblia, si ahora no la leemos?
«He aquí que vienen días -oráculo del Señor Yahveh- en que yo mandaré hambre a la tierra, pero no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Yahveh» (Am 8,11). ¿Cuándo, Señor? ¿Cuándo los católicos de hoy sentiremos hambre de tu Palabra?
7ª PRUEBA
¿Qué vas a hacer?
RESPUESTAS A LA 1ª PRUEBA.
1) El libro de Josué narra la conquista de la tierra prometida, el reparto del territorio entre las tribus y el fin de la jefatura de Josué.
2) El libro del profeta Ageo es una motivación dirigida a los judíos vueltos de Babilonia para que reconstruyan el templo de Jerusalén.
3) Filemón es un cristiano de Colosas, convertido por Pablo. En su carta, Pablo le anuncia el regreso de su esclavo -Onésimo- que se había fugado, y a quien Pablo también ha convertido al cristianismo.
4) San Lucas, en su evangelio, subraya los siguientes elementos: la misericordia de Jesús con los pecadores, el arrepentimiento, la predilección de Jesús con los humildes y los pobres, el desprendimiento de las riquezas, la necesidad de la oración, la acción del Espíritu Santo, la gratitud por los beneficios divinos, la alegría espiritual, el lugar de María y las mujeres en la vida de Jesús.
RESPUESTAS A LA 2ª PRUEBA.
1) Hch 17,27-28.
2) 1P 4,13.
3) Sal 23 (22),1.
4) 1Co 9,16.
5) 1R 19,19-21.
6) Mt 11,29.
7) Flp 1,21.
8) Ap 3,20.
9) Pr 31,10-31.
10) Rm 5,5.
RESPUESTAS A LA 5ª PRUEBA.
Sí pertenecen a la Biblia:
1) Habacuc.
2) Judas.
3) Abdías.
5) Ester.
7) Ruth.
8) Baruc.
No pertenecen:
4) Henoc. 6) Patriarcas.
9) Natanael. 10) Noemí.
RESPUESTAS A LA 6ª PRUEBA.
Búscalas en tu Biblia, no seas flojo/a.
RESPUESTAS A LA 7ª PRUEBA.
No te conformes con decir: «Voy a leer la Biblia». Si no tienes un plan de acción, tus propósitos muy pronto se evaporarán. Proponte algo concreto; por ejemplo: leer la Biblia quince minutos diarios o una hora a la semana o dos páginas cada día o diez páginas a la semana…

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