Emisarios de Él en el día a día
Texto y fotos: Jesús David Hernández Cruz
Hombres y mujeres, consagran su vida a Dios en su familia y trabajo.
Son 63 los integrantes del instituto; entre ellos 12 sacerdotes y 32 señoritas consagradas.
“Vivir la vida nueva en Cristo insertados en mundo”, es el carisma del Instituto Secular “Hombre Nuevo” integrado por hombres y mujeres laicos que a lo largo de 30 años se han ido consagrando a Dios en medio del mundo a través de su profesión, matrimonio o familia.
Su historia se remonta al año 1980 en la colonia El Batán, donde el Padre Arturo Martín del Campo Medina, fundador del instituto, inicia una experiencia de pastoral social a lado de un grupo de jóvenes, señoritas y seminaristas. Ahí, después de unos años de servicio, algunas señoritas expresaron al sacerdote su inquietud por consagrarse a Dios pero sin dejar de lado sus profesiones, y aunque por el momento el padre Martín no tenía claros los medios para realizar lo que las fieles le solicitaban, comenzó a investigar y abrir caminos por lugares que dentro de la Iglesia no habían sido explorados del todo.
Después de algún tiempo de trabajo con otros institutos que iban surgiendo en Guadalajara, en 1996 un Obispo auxiliar de la Arquidiócesis Tapatía se hizo cargo de la vida consagrada para su desarrollo intenso, es cuando se inicia a proporcionar directrices a los institutos seculares. Gracias a eso consiguieron el reconocimiento como Asociación pública de fieles en 1998 por el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, primera forma jurídica dentro de la vida consagrada.
Espiritualidad y misión
Tanto el carisma como la espiritualidad y misión se basan en el texto de la carta de San Pablo a los colosenses: “No se mientan los unos a los otros, pues despojados del hombre viejo con sus obras, se han revestido del hombre nuevo” (3, 9-10), esto debido a que los miembros se sienten llamados a adoptar un nuevo estilo de vida basado en el Evangelio.
“Nosotros buscamos que haya una vida nueva en la persona, en la familia, en el ambiente social. Vida nueva en todo el sentido, no solo espiritual, también psicológica, familiar, social…La misión es evangelizar, como toda misión, pero como fermento de vida nueva en el ambiento social y los más marginados”, dijo el padre Martín del Campo.
“Cada quien va haciendo obras concretas, aunque también en algunas nos juntamos para hacer algo juntos, pero no es la finalidad que juntos hagamos nomás una clase de destinatarios, sino que cada quien tendrá a los suyos. Aquí se les da la espiritualidad y entendiendo su misión ellos sean como fermento. El fermento no es notable, no llena estadios pero es desde una persona que tú tratas, un grupo, una comunidad que ahí fermente el Evangelio”, mencionó.
Actualmente el instituto cuenta con 63 miembros, de los cuales 12 son sacerdotes y 32 señoritas reconocidas como laicas consagradas. Ellas, a diferencia de las religiosas, no portan una vestimenta que las identifica.

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