Un Padre parecido al Papa

Recién ordenado Presbítero, “Chuyito” salió acompañado de toda su familia, que iba no con el gusto de echar gritos así nomás, sino con la mente y el corazón henchidos por tener un hijo, un hermano, un tío, un sobrino, un primo Sacerdote. Y ya que pasaron los felices días del Cantamisa y de sencillos banquetes y convivios, lo llamó el Arzobispo José Garibi Rivera y le dijo: “Mira, Jesús, quiero que me ayudes con mis ovejas y vayas a un lugar muy hermoso, lleno de colores, de pinos, de tejados rojos y de olores muy sabrosos a huinumo y trementina. Bueno, hasta el humo que sale de los tejados de las casas es muy sabroso”…
El Padre José de Jesús González recibió la bendición de su Pastor y se fue como confundido a su primer destino. Es que él provenía de un pueblo seco y magro, si acaso algún fresno, huizaches, granjenos y uno que otro eucalipto. Así pues, llegó a aquel pueblo, Chiquilistlán, en la Sierra del Sur de Jalisco, en sí muy rico, aunque su gente nomás tuviera una vaca para la leche diaria y mucha leña para el jogón; lo demás era faena, siembra y cosecha de maíz, frijol, calabaza y cilacayota.
Sus moradores apenas se acomodaban de tantas tracateras que habían dejado las revoluciones y la Cristiada, y había que sembrar de nuevo la fe o fortalecer la que había. No fue tanta la obra material que hizo, sólo un puente, necesario para unir el camino a Tapalpa, así como alguno que otro remiendo al templo y a la casa parroquial. Más bien, su trabajo más fuerte lo enfocó al Colegio y a curar a los enfermos que se ofreciera.
“Chuyito” había sido prácticamente como enfermero de carrera en el Seminario, de tal manera que, ya en el pueblo, le decían “Doctor” y él iba casa por casa donde le avisaban de algún enfermo. Es más, cuando había un paciente qué cuidar y no había quién lo atendiera, ahí pasaba la noche a su lado y le recetaba y regalaba medicina “de patente”, como le decían antes a los medicamentos de fábrica o laboratorio.
Y Jesús, con lo que iba aprendiendo de los Médicos y leyendo el vademécum, seguro que estaba al día. Y, con la confianza que le tenía la gente, él curaba y curaba. Ahí, a Chiquilitlán, le llevamos a mi madre, a quien querían operarla, y no la llevamos al Médico porque le dijo que no había otro remedio. ¡Y ándale que el Padre “Chuyito” le dio una medicina y le recomendó tomar leche bronca a mañana y tarde, y que se va curando! Así la gozamos a ella durante un buen tiempo, hasta su muerte.
En cierta ocasión, “Chuyito” fue a Tapalpa y, a la vuelta del camino, se bajó de su caballo, lo amarró muy mal, y al abrir la puerta -de esas que llaman “de golpe”- para atravesar el potrero, se le escapó el animal. “Y ahora sí, ¿qué hago?”, exclamó,  por lo que luego se puso a rezar, pero el caballo nomás no venía y no venía. De repente se le vino la idea de ir tras la pista del caballo y alcanzó a divisarlo; pero nomás se le arrimaba a grandes zancadas y el caballo corría más fuerte. Así, con mucha paciencia pero también con coraje, se regresó a la puerta. Y después de un buen rato, que va resultando el caballo solo.

Por otros rumbos
Ahí en Chiquilistlán estuvo muchos años; creo que dieciséis o más. Como prueba de agradecimiento, le dedicaron un busto a su memoria, que creo está en la capilla del pueblo. Lo cambiaron para acá, y se vino muy tranquilo, cerca de la Zona Arqueológica del Ixtépete, en las orillas de Guadalajara, y lo mismo: muy querido de la gente, y no faltaron enfermos que lo siguieron para consultarlo y recetarse.
De ahí lo cambiaron a San Sebastianito, donde cumplió sus Bodas de Oro Sacerdotales y le hicieron una tumultuosa fiesta. De regalo le dieron un anillo, que le puso una señora; pero en el ir a la fiesta, entre el gentío y lo poco acostumbrado a traer anillo puesto, se le perdió. Yo vine a saludarlo y volvió a platicarme de sus logros. Le había reconvenido que no me gustaba verlo con anillo, pero fue cuando me dijo que lo perdió en el trayecto de la Misa al banquete, y eso le causaba pena.
Pos no me van a creer, pero estábamos como a medias de la comida cuando va llegando una niña de esas muy traviesas que nomás andan jugando y brincando por todos lados, y llevaba el anillo en sus manos. Se le acercó y le dijo: “Padre ‘Chuyito’, se le tiró su anillo; me lo hallé y aquí se lo traigo”. Abrazó a la muchachita y le dirigió estas palabras: “Buena niña; ojalá así sigas de honrada”. Como en todas partes, ahí lo quisieron y también quiso a su gente.
Cierta vez, ya ancianito, le vistieron un atuendo totalmente blanco y le adosaron en la cabeza un solideo también blanco, de tal manera que de verdad se parecía al Papa.
Luego se vino al Albergue Trinitario Sacerdotal, donde seguido lo visitaban sus antiguos feligreses con gran alegría y respeto. Gradualmente se le fue deteriorando el conducto de la voz, pero a mí  me gustaba que me reconociera: “Eres mi amigo”. De hecho, ya era lo único que me decía, hasta que ya no pudo hablar.
Quedó engarruñado de las manos, de los pies y de las piernas; como que sufrió todos los estragos de la muerte, que a veces lo sacan a uno de sus casillas, pero siempre se le vio muy piadoso. Ya no bajó ni al comedor ni a la capilla. Nada más se quedó dormido.

Gracias por su presencia y su bondad, Padre “Chuyito”.

Disminuir sal y grasas, salud para los riñones

Andrés G. Elizalde

Gozar de una óptima salud renal depende de buenos hábitos alimenticios, ya que los riñones son órganos vitales que realizan funciones de limpieza, equilibrio químico de la sangre y producción de hormonas.
“Los riñones cumplen funciones muy importantes en nuestro cuerpo. Para cuidarlos y evitar la enfermedad crónica, es importante llevar una dieta equilibrada, controlar la diabetes y la hipertensión, en caso de que se tengan estos padecimientos, y realizarse controles periódicos”, señaló la Nutrióloga de la Secretaría de Salud Jalisco, Sigrid Pimentel Martín.

EDIT (1)

Donación de riñón
La sobrevida del riñón trasplantado en pacientes que obtuvieron el injerto de un donador vivo es mayor que la del que proviene de una donación cadavérica, afirmó el investigador, bacteriólogo y laboratorista clínico, Doctor Sergio Melo Gutiérrez.
Explicó que la sobrevida del injerto dependerá de factores como aspectos genéticos, tiempos de isquemia del injerto, enfermedades de base del paciente, y neurotoxicidad de alimentos que se ingieren, entre otros factores.
“Cuando el riñón proviene de un donante vivo relacionado, vamos a tener una sobrevida a los 10 años del 85 por ciento aproximadamente, y si es de donación cadavérica un 65 por ciento”, expuso el galeno adscrito a la División de Investigación Quirúrgica del Centro de Investigación Biomédica de Occidente (CIBO) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco.
Así mismo, señaló que las hormonas, juegan un papel importante en diversas funciones, incluyendo la renal.
  “Se conocen datos de que existen reacciones del riñón hacía diferentes hormonas, por ejemplo a la testosterona, misma que se asocia a un nivel de función renal más bajo y por el contrario, los estrógenos se han postulado como factor protector”, explicó.

Jalisco, región grave
La alta prevalencia que tiene México, y concretamente Jalisco (San Pedro Itzicán), en enfermedad renal terminal ha llevado a realizar una investigación conjunta entre el IMSS y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) denominado “Fisiología del Trasplante”.
El Dr. Melo Gutiérrez detalló que, de acuerdo con estadísticas mundiales, Jalisco se encuentra entre las 10 regiones a nivel global con mayor prevalencia de daño renal.
Cuando la enfermedad renal se encuentra en etapa terminal, no existen mayores opciones terapéuticas que ofertar al paciente, excepto por la hemodiálisis y el trasplante.
Sin embargo, el riñón trasplantado puede sufrir patologías sin cuidados adecuados, como disfunción endotelial, por activación de enzimas o por fibrosis o cicatrización.

Recomendaciones nutricionales

l No agregar sal a las comidas: El sodio aumenta la presión arterial y eso no es
bueno para los riñones. Se sugiere cocinar sin sal y evitar los alimentos ricos en
sodio como embutidos, comidas enlatadas, sopas instantáneas, entre otros.

l Evitar los aceites y las grasas: En lugar de freír los alimentos, hay que elegir otras
formas de cocción como hervir, a la plancha o al horno.

l Consumir proteínas: se deben consumir con moderación, ya que cuando el cuerpo
usa proteínas produce desechos, los cuales son eliminados a través de los riñones.
Comer más proteínas de las que necesitas puede hacer que tus riñones trabajen demás.

l Beber agua: tomar dos litros de agua diariamente ayudará a mantener los riñones
sanos, especialmente si se tienen enfermedades como litiasis (cálculos renales) o
infecciones urinarias recurrentes.

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