¿No desea a su hijo?… deposítelo en el buzón

 Fabián Acosta Rico

Muchos jóvenes y adultos en edad reproductiva simplemente no quieren casarse, formar una familia, tener hijos, porque antes está la emergencia de estudiar, consolidar una carrera o un oficio o, simplemente, disfrutar de la vida sin la responsabilidad de tener que ver por alguien más.

Los niños siempre han generado gastos, pero hoy cuestan más; el equipamiento para recibir a un nuevo integrante de la familia es costoso: cuna, carriola, andadera, corral… y los gastos no paran allí; siguen e incrementan conforme el hijo gana edad, desde pequeños demandan todo tipo de dispositivos electrónicos, ropa tematizada, internet, cable…

Bauman advierte que para muchas parejas la opción es concebir un solo hijo para poder darle todo y que aún quede algo de dinero para seguir un tren de gastos elevado, inserto en un esquema consumista en el que priva la enajenante idea de que la meta y aspiración de todo individuo normal, funcional y productivo  reside en comprar sin restricciones ni mesura.

Para quienes dan por buenas o correctas estas fantasías, lo idóneo es no tener hijos, ¿para qué?, en el balance, las satisfacciones y alegrías que dispensan no compensan el dinero y el tiempo que en ellos invertimos. Mejor libres. Pero a pesar del uso generalizado de anticonceptivos, los seres humanos seguimos engendrando por accidente o decisión.

Una ‘opción’  para los que no desean un hijo, está ‘el buzón’… En países como Pakistán, Corea del Sur, Suiza, Rusia, Malasia y Polonia existen buzones donde las madres que no quieren a sus hijos recién nacidos, los puedan abandonar de manera anónima y segura. En Estados Unidos, en Indiana, allende al cuartel de bomberos, fue instalado un buzón de este tipo que funciona como depositario de bebés; esta climatizado y tiene sensores que le avisan a los encargados que fue depositado un recién nacido. Los bomberos tardan en llegar aproximadamente cinco minutos.

Con los buzones, organizaciones a favor de la infancia, como Safe Have Baby Boxes, intentan bajar el número de infanticidios o de abandono clandestino de niños; y lo consideran también como una alternativa para evitar el aborto.

Para muchos críticos del programa de buzones, lo mejor sería que las madres dejaran directamente a sus hijos en algún centro o dependencia gubernamental, en la que pudieran ser atendidas; pues se entiende que tomar una decisión tan drástica como la de botar un bebé, tiene un contexto de crisis, aflicciones y desesperación para la madre.

Es una incongruencia de las sociedades líquidas, teóricamente cada vez más humanistas, que sean criticados los dueños que arrojan a la calle a sus mascotas; la vida de los animales y su dignidad, tienen hoy muchos defensores. Los bebés se abandonan en buzones como si fueran paquetes indeseables. Poco sentido tiene hoy la antes repetida frase: “todo niño es una bendición de Dios”.

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