La Parroquia de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago se ha convertido en la Catedral de Azcapotzalco, es decir, en la sede el obispo de esa nueva Iglesia particular que se desprende de la Arquidiócesis Primada de México.
Azcapotzalco era hasta ahora una de las ocho vicarías territoriales de la Arquidiócesis Primada de México. Su primer gerente –como se llamaba anteriormente a los responsables de cada una de estas zonas pastorales– fue el presbítero Manuel Rosas, párroco de dicho templo, y quien había destacado por la realización de la Gran Misión que emprendió el Arzobispo de México, Cardenal Miguel Darío Miranda, en la década de los años sesenta del siglo pasado.
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Fue el 29 de septiembre de 1964, fiesta de San Miguel Arcángel, santo patrono del cardenal Miguel Darío Miranda, cuando creó con “carácter experimental” la Primera Gerencia de Pastoral, que aún no tenían obispos auxiliares como responsables, y recibió el nombre de Santa María de Guadalupe.
La nueva Catedral de Azcapotzalco es de gran riqueza histórica, pues fue creada por los primeros frailes dominicos que llegaron a Nueva España, quienes se establecieron en la zona en 1529, y lo empezaron a construir, junto con su convento, en 1565, bajo la dirección de Fray Lorenzo de la Asunción.
Tanto el templo como el convento tuvieron reformas estructurales en los siglos XVII y XVIII, y como se conserva hasta nuestros días, la nueva Catedral cuenta con un atrio muy amplio, y la iglesia destaca por sus cúpulas.
Del siglo XVI aún puede apreciarse la portada de una capilla posa en la esquina sur poniente, junto a la arcada real de acceso al atrio, y también la portería. Es notable el patio de arquería doble del convento por su calidad arquitectónica. Aún conserva entrepisos de viguería de madera con figuras geométricas.
La iglesia principal es amplia; conserva la claridad de los espacios arquitectónicos propios del siglo XVI; tiene un púlpito de madera y una buena portada para ingresar a la sacristía; además, tiene magníficos retablos dorados, y sobre todo, es notable la Capilla del Rosario, adjunta al templo principal, que es un sello de distinción de todos las iglesias de los dominicos, ya que ellos fueron grandes promotores del rezo del Rosario.
Este atrio del templo, además, fue el último bastión en caer durante el proceso de Independencia de México que defendían las tropas realistas.
Aunque la Basílica de Guadalupe estaba inscrita en el territorio de lo que es hoy la Diócesis de Azcapotzalco, con la nueva reforma territorial no formará parte de él, sino de la Arquidiócesis de México, y el Cardenal Carlos Aguiar Retes seguirá siendo el custodio natural de la tilma de San Juan Diego, como legítimo sucesor de Fray Juan de Zumárraga, el Primer Obispo de México.
De acuerdo con la tradición oral, los indígenas de Azcapotzalco realizaron la primera peregrinación al Tepeyac, al año siguiente de las apariciones, es decir, en 1532.
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