De acuerdo a la universidad estadounidense especializada en medicina Johns Hopkins, al 30 de mayo se han confirmado 5.999.248 casos de COVID-19 en todo el mundo, sumando 367.356 muertos.
En el artículo titulado “El Dios de Jesús no castiga con pandemias”, publicado el 26 de mayo, el P. Caravias señalaba que “la pandemia no la manda Dios. Pero pienso que Jesús está de acuerdo con esta explosión natural”.
Además, aseguraba que “los fenómenos naturales actúan independientes de nuestros deseos. Por eso no hay milagros que cambien el curso natural de la naturaleza. Si las placas tectónicas se acomodan allá abajo necesariamente en la superficie se producirá un terremoto. Si tengo contactos imprudentes con un infectado yo también quedaré infectado”.
“En estos casos no hay nada que hacer. Es absurdo pedir milagros”, dijo el P. Caravias, nacido en España y radicado en Paraguay.
Actualmente, el enlace del artículo del sacerdote jesuita en el sitio web de Vatican News remite a un sitio con el mensaje “404 - PÁGINA NO ENCONTRADA”. Sin embargo, el artículo aún se puede encontrar en los registros de Google en este enlace.
El 27 de mayo, en diálogo con ACI Prensa, el P. Juan de Dios Olvera, canónigo de la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México y doctor en Teología Dogmática, advirtió que el hoy desaparecido artículo del P. Caravias “está sesgado por una ideología”.
Para el P. Olvera es “absurdo” que el sacerdote jesuita diga que Jesús está de acuerdo con la pandemia de coronavirus que afecta a todo el mundo.
“Jesús nunca puede estar de acuerdo con una enfermedad, con una epidemia, con una pandemia. Jesús viene precisamente a combatir el pecado y a quitar el mal”, explicó el P. Olvera.
El canónigo de la Basílica de Guadalupe rechazó también que el P. Caravias califique de “absurdo pedir milagros” frente al coronavirus.
“Por supuesto que los podemos implorar y por supuesto que podemos pedir milagros, porque la enfermedad, la muerte, la injusticia, el mal en general es fruto del pecado”, señaló el P. Olvera, y subrayó que “por supuesto que los milagros existen, porque la misericordia de Dios existe y porque Él se apiada una y otra vez de la miseria humana, llámese pecado, llámese problemas de enfermedad, epidemia, etc.”.
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