Este 26 de mayo, la Ermita dedicada a la Virgen de la Caridad pudo abrir sus puertas a un grupo reducido de fieles y celebrar la Santa Misa, luego que la Arquidiócesis de Miami permitiera tener liturgia con feligreses siguiendo medidas sanitarias de seguridad.
El momento fue captado en una trasmisión en vivo, en el minuto 1:32:38, antes de empezar la celebración. El P. Hería exclamó: “¡Al fin tengo Feligreses!”, frase que fue acompañada por los aplausos de las personas, quienes junto al sacerdote festejaban el poder regresar a las iglesias.
El P. Hería agradeció a Dios y señaló que el Señor “ha proporcionado este momento tan especial de tomar nuevos pasos para nuevamente llegar a la casa de Dios”.
Además, explicó a los fieles que las medidas tomadas son necesarias para regresar a la normalidad, y señaló que, como un niño que aprende a caminar, es necesario que como Iglesia puedan avanzar paso a paso para poder celebrar Misas con continuidad.
“Esta es la etapa de gatear, la que viene es la de caminar, y la tercera, y se lo dice alguien que corría maratón en su juventud, vamos a correr con la gracia y la ayuda del Señor”, indicó.
El P. Hería pidió seguir confiando en Dios, y celebrar la Misa con gozo y alegría.
La Ermita de la Caridad, referente especialmente de los fieles cubanos, ha tomado algunas medidas para evitar el contagio de los fieles por COVID-19, como el uso de puertas distintas para el ingreso y la salida del templo, siempre respetando el distanciamiento social y el uso de mascarillas.
Estados Unidos cuenta con más de un millón de infectados por el COVID-19, de los cuales 17 mil están en Miami, y más de 97 mil muertes por el virus a nivel nacional, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En un comunicado, la Arquidiócesis de Miami pidió a las iglesias tener solamente de 25 a 30% del aforo total del templo, colocar gel antibacterial y tener recipientes con agua bendita.
Asimismo, señaló que se debe evitar temporalmente los besos y apretones de manos durante el saludo de la paz, y añadió que los ministros extraordinarios de la Comunión deben usar jabón antibacterial antes y después de la distribución de la hostia consagrada.
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