Durante este año especial hay muchas formas nuevas en que los católicos pueden recibir una indulgencia plenaria, que remite todo castigo temporal causado por el pecado, entre las que está el encomendar su trabajo diario a la protección de San José Obrero o rezar el Santo Rosario con sus familias.
Estas acciones deben ir acompañadas de las tres condiciones habituales para obtener cualquier indulgencia plenaria, que son la Confesión Sacramental, la Comunión Eucarística y la oración por las intenciones del Papa. En caso existan impedimentos de fuerza mayor, la persona debe tener la intención de cumplirlas lo antes posible y debe desapegarse totalmente del pecado.
Según el decreto emitido por la Penitenciaría Apostólica, existen 15 formas de recibir una indulgencia en el Año de San José:
1) Participa en un retiro espiritual durante al menos un día que incluya una meditación sobre San José.
2) Pide en oración la intercesión de San José para que los desempleados puedan encontrar un trabajo digno.
3) Recita las Letanías de San José por los cristianos perseguidos. Los católicos bizantinos tienen la opción de recitar un Akathist para San José.
4) Encomienda el trabajo y las actividades diarias a la protección de San José Obrero.
5) Sigue el ejemplo de San José y realiza una obra de misericordia corporal como dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino, visitar a los presos y los enfermos y enterrar a los difuntos.
6) Realiza una de las obras espirituales de misericordia, como consolar al triste, dar buen consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que se equivoca, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, perdonar al que nos ofende y rezar por los vivos y los difuntos.
7) Reza el Rosario con tu familia para que “todas las familias cristianas se sientan estimuladas a recrear el mismo ambiente de íntima comunión, amor y oración que había en la Sagrada Familia”.
8) Las parejas comprometidas también pueden recibir una indulgencia al rezar el Rosario juntos.
9) Medita al menos 30 minutos al rezar el Padre Nuestro, pues San José “nos invita a redescubrir nuestra relación filial con el Padre, a renovar la fidelidad a la oración, a escuchar y corresponder con profundo discernimiento a la voluntad de Dios”.
10) Reza una oración aprobada a San José el domingo de San José, que es el domingo después de Navidad en la tradición católica bizantina.
11) Celebra la fiesta de San José el 19 de marzo realizando un acto de piedad en honor a San José.
12) Reza una oración aprobada a San José el día 19 de cualquier mes.
13) Honra a San José realizando un acto de piedad o rezando una oración aprobada cualquier miércoles, el día tradicionalmente dedicado a San José.
14) Reza a San José en la Fiesta de la Sagrada Familia celebrada el 27 de diciembre.
15) Celebra la fiesta de San José Obrero el 1 de mayo realizando un acto de piedad u ofreciendo tu oración.
“Todos los fieles tendrán así la posibilidad de comprometerse, mediante la oración y las buenas obras, en obtener con ayuda de San José, cabeza de la celestial Familia de Nazaret, el consuelo y alivio en las graves tribulaciones humanas y sociales que hoy afligen al mundo contemporáneo”.
Los ancianos, los enfermos y los moribundos que no pueden salir de sus hogares debido a la pandemia del COVID-19 también tienen un permiso especial para recibir una indulgencia plenaria al “ofrecer con confianza en Dios los dolores y las incomodidades” de sus vidas con una oración a San José, esperanza de los enfermos y patrón de una muerte feliz.
La Penitenciaría Apostólica permite cualquier oración a San José aprobada por la Iglesia, en particular, la oración “A ti, oh bendito José” compuesta por el Papa León XIII, que compartimos a continuación:
A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y después de invocar el auxilio de tu Santísima Esposa solicitamos también confiados tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades”.
“Protege, Providentísimo Custodio de la Sagrada Familia la escogida descendencia de Jesucristo; aparta de nosotros toda mancha de error y corrupción; asístenos propicio, desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas: y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora, defiende a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, ya cada uno de nosotros protégenos con el perpetuo patrocinio, para que, a tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el cielo la eterna felicidad.
Amén.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en CNA.
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