La entronización fue presidida el sábado 24 de julio por el Arzobispo de Salta, Mons. Mario Antonio Cargnello, momento en que destacó el lema de la celebración “Quédate con nosotros Señor” y las intenciones para este año.
"Que San José interceda por el pan y el trabajo de cada familia", "que aprendamos como Iglesia a 'caminar juntos' y podamos contribuir a la fraternidad y amistad social" y "que termine el flagelo de la pandemia", enumeró el Arzobispo.
Durante la celebración Mons. Cargnello recordó que la Eucaristía es "el centro de la vida del cristiano, el centro de los devotos del Señor y la Virgen del Milagro".
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El Arzobispo invitó a dejarse “llamar por el Señor y responder a esa invitación, viniendo, rezándole. Algunos lo harán dirigiéndose a los templos de nuestras parroquias, en nuestros barrios. Todos buscando el rostro del Padre para descubrir nuestro propio rostro, el de hijos delante de Dios, el de hermanos delante de los otros hombres y mujeres que nos rodean y habitan este mundo".
Mons. Cargnello expresó que a pesar de seguir “experimentado la fragilidad, la amenaza que significa la muerte como posibilidad”, “confiamos en el llamado del Señor, confiamos en Él que nos muestra el rostro del Padre”.
“Recibiremos de Él ese don que supera todo lo que nos podemos imaginar, por eso estamos aquí y por eso vamos a celebrar este Milagro llenos de confianza, porque la fuerza nos viene del Señor. Queremos centrarnos verdaderamente en la Eucaristía", sostuvo Mons. Cargnello.
"Desde el amor nacido de la Eucaristía, alimentados por el corazón mismo de Cristo y del Padre con la fuerza del Espíritu; queremos hacer nuestro el dolor de tanta gente y pedir al Señor que nos haga humildes de corazón para poder ser verdaderamente hermanos".
El Arzobispo pidió confiar especialmente en “el Señor y su Madre” cuyas imágenes “ya están en su trono” y poner en el altar “el corazón de cada uno” y de los demás orando con fe "¡Señor, que no perdamos nada de lo que nos quieras decir en estos más de cincuenta días, que podamos ir superando la situación crítica y ojalá podamos hacer la procesión!", concluyó.
Celebraciones del Señor y la Virgen del MilagroLas imágenes permanecerán en la Catedral para la devoción presencial de las personas.
De lunes a viernes se realizarán hasta 10 Misas diarias, los sábados, seis y los domingos, siete, observando las medidas sanitarias para evitar la propagación del coronavirus.
La novena se realizará entre el 6 y 12 de septiembre y el Triduo del Milagro se dividirá en la Solemnidad de la Virgen del Milagro, el 13 de septiembre; la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, al día siguiente y el 15 de septiembre, la Solemnidad del Señor del Milagro con la tradicional procesión y renovación del “Pacto de Fidelidad” del pueblo de Salta.
Puede seguir las transmisiones desde la Arquidiócesis de Salta o desde la Catedral de Salta.
Origen de la devociónLa historia de esta fiesta comenzó con la fundación de Salta, en abril de 1592. En ese entonces, el Obispo de Tucumán, Fray Francisco de Vittoria, presidía Misas a su paso hacia Lima (Perú).
En uno de sus viajes a España, el Obispo hizo tallar una imagen de Jesús crucificado y otra de Nuestra Señora del Rosario. La primera fue enviada a la iglesia matriz de Salta y la otra a Córdoba.
Sin embargo, a fines de ese año, un grupo de personas divisó desde el puerto del Callao (Perú), dos cajones flotando sobre el mar. Al abrirlos encontraron las imágenes. Posteriormente, el Obispo las llevó a donde estaban destinadas.
Durante casi cien años, la imagen de Cristo permaneció olvidada en la iglesia de Salta junto a una imagen de la Virgen María y de otros santos, hasta que en 1692 fuertes temblores sacudieron el territorio.
Según la tradición, el Padre José Carrión decidió sacar la imagen del Cristo y pasearla por las calles, para que la gente implorase el fin de los movimientos telúricos.
Así sucedió y pese a que los temblores provocaron la rotura de otras imágenes al interior del templo, la imagen de la Virgen María permaneció intacta a los pies del altar, con la cara mirando al sagrario y con expresión de súplica.
Esto marcó el inicio de la devoción al Señor y la Virgen del Milagro, patronos tutelares de Salta, cuya festividad se celebra cada septiembre.
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