Durante la plegaria universal, un laica leyó en chino, una petición dirigida al Papa Bueno: “Padre, te pedimos que por intercesión de San Juan XXIII los líderes de las naciones sean librados del espiral del odio y la violencia en sus pensamientos y decisiones; y que en sus relaciones humanas triunfe Jesús vivo y resucitado”.
Luego, en francés, la religiosa Marie Simon Pierre, en quien se obró el milagro para la beatificación del Papa polaco, pidió: “Padre, te pedimos que por intercesión de San Juan Pablo II, suscites siempre entre los hombres de la cultura, la ciencia y el gobierno la pasión por la dignidad del hombre y que, en cada persona se honre a Jesús vivo y resucitado”.
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