Texto y Foto: Luis Sandoval Godoy
Formuló: José Sánchez Orozco
94- Si bien lo sé,
bien lo parlaré
Cuántos habladores encuentra uno en los meandros de la vida. Gentes exaltadas, halaraquientas, presumidas, amantes de figurar en la primera fila de todo.
Y se sirven del don de la palabra para llamar la atención. Pero su discurso es vacío, su plática es insulsa, sus palabras, como paja que nada en el aire.
En otra parte, en cambio, puede uno encontrarse con el hombre sensato, gente de ideas, persona de pensamiento noble y sólido.
Éstos no se dan por la calle, no andan por la banqueta pregonando fatuidad. Hay que buscarlos, dar con ellos y seguirles el paso. Pueden ayudarnos mucho en la vida, pueden decirnos cosas que nos alentarán a ser mejores cada día.
Y bien lo parlan, con sencillez y hondura al mismo tiempo, porque bien saben lo que dicen, cuando lo dicen.
95- Avisos ciertos dan
a los vivos los muertos
Eso dice el refrán; habrá que aceptarlo sin discutir más. El tema es delicado; en cuestión de funerales, en trances de muerte, mejor no contradecir.
Los muertos, en su inmovilidad desesperante; los labios apretados, las manos cruzadas en dureza fría … Qué andan diciendo, cómo pueden aconsejar a nadie, o en qué manera pueden ya pronunciar palabra. Diría uno que ésta es una necedad, y hasta una actitud irrespetuosa…
Y, sin embargo, ese escalofrío, esa mancha de duelo en el alma, ese tañer de las campanas y esos rezos… En todo eso se entraña un aviso, un recuerdo que se clava sin querer en la mitad del pecho.
Mírate en ese espejo; como en este caso, un día, un instante nada más tú también. ¿O pensaste que podías escapar de esta condena?
96- Rana que canta,
señal de agua…
la de su charca
Nubes deshiladas, blanco en azul; así los cielos del Otoño. La luz que soporta la fatiga del sol. Un sol cansado, envejecido, tembloroso. Ya no va a llover; ahora siguen las ventiscas, las mañanas heladas, el aire como cristal lavado.
Uno allá, por burlarse de quienes andan dando pronósticos del tiempo, se acordó de las ranas. Las ranas en un charco verde, con su croar metálico, con su estridor áspero. Y como acá sus gentes dijeron, pensaron, soñaron, pidieron, aventuraron una tarde de lluvia en octubre…
El guasón les dijo: ah, sí, claro: ayer en la tarde escuchamos un musical concierto de ranas.
Agua ahora sí. Tenemos agua. Ni quién dude, aquí está el agua… agua en el pantano donde canta una rana.
Así de simple y así de bobo, para quien anda contándole los pies del gato.
97- Todo asunto
requiere su punto
Un refrán en afirmación de la doctrina que propuso el anterior. Hay que tener paciencia para esperar, cuando hay que esperar. Hay que armarnos de paciencia infinita cuando parece que aquel asunto no está todavía en el momento, la oportunidad, la circunstancia…
Si nos anticipamos, podremos echar a perder las cosas. Si nos distraemos y dejamos pasar la oportunidad exacta, también podremos quedarnos como el que chifló en la loma.
¿Cómo quedó ese tal? Así, con la boca abierta y sin que nadie lo tomara en cuenta. Sus chiflidos se perdieron en la distancia. Tampoco como aquel que se durmió a la hora del atole. O como las vírgenes necias que cuenta el Evangelio.
El ser oportunos, el presentarnos en el momento preciso, el decir la palabra adecuada, el tomar la actitud que corresponde a cada caso… Por ahí anda el secreto del triunfo.
Publicar un comentario