La Familia formada e informada
Alejandra Moreno Piña
Master en Consultoría Familiar
El contexto de nuestra realidad es nada prometedor; pero, aun así, no se puede perder la esperanza de aspirar a ser mejor en todos los aspectos de la vida. El otro día escuchaba a un adolescente decir: “El amor es un sentimiento que se va acabando”. Buscando empatizar con él para lograr comprender sus significados con respecto al amor, descubrí que en su experiencia él vivía solo con su papá y su hermano, pues su mamá los había abandonado ya hace algún tiempo (de ahí deduje lo que expresó sobre el amor).
“Dios es Amor” (1 Jn 4:8)
Recordemos que el amor, más que un sentimiento, es una decisión, una elección. Permitir que se le considere al amor como un sentimiento que va y viene al ritmo de la marea, puede ser muy peligroso, ya que la fuerza vital del ser humano radica en el amor; es decir, en Dios.
Viene a ser sumamente relevante que los padres de familia que estén viviendo en una situación difícil o separados, le den la debida importancia al cuidado de las emociones de sus hijos, ya que las sensaciones traumático-dolorosas que los niños experimentan en sus hogares pueden llegar a bloquear sus emociones. Y es que en esa edad no se tienen la capacidad ni la madurez para procesar el evento que se está viviendo, generando entonces un bloqueo emocional que traerá como consecuencia la dificultad para dar y recibir amor, y acarrea inseguridad, miedo, frustración, enojo, etc. Si no se le ayuda al niño, las emociones negativas se convertirán en parte de su personalidad.
¿A dónde quiero
llegar con todo esto?
Hoy en día, numerosos niños, jóvenes y adultos viven sin haber gozado la experiencia de sentirse amados. Y, habiendo adquirido conductas negativas a causa del dolor de esa experiencia, muchos buscan fugarse mediante actitudes y acciones denigrantes e incluso inhumanas. Para contrarrestar todo esto, es necesario vivir un proceso de cambio, teniendo al amor como medida. Lograr, primeramente, que la persona misma se ame, que sea capaz de reconocerse, de abrazarse, de perdonar y aceptarse para que pueda reconocer en ella la belleza y ternura de Dios. De esta forma, se entenderá que el amor está dentro de uno mismo y que se genera en lo más intrínseco del ser; que no está allá afuera, como muchas veces se cree, y que si el individuo no ha sido feliz, no significa que el amor no exista.
El amor es el camino de regreso para encontrarse. El amor es lo más grande y hermoso que un ser humano puede llegar a experimentar al vivir la donación personal, buscar servir a otros, procurar hacer el Bien, aceptar a los demás tal como son… “Vivir la experiencia de poder amar es un privilegio, pero cuando te sientes amado, es un verdadero regalo de la vida”.
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