La respuesta es fácil. Les interesa lo mismo que a todos los demás. En la conocida Carta a Diogneto, documento de los tiempos de los primeros cristianos, se dice: “Los cristianos no se distinguen del resto de la humanidad ni en la localidad, ni en el habla, ni en las costumbres. Porque no residen en alguna parte en ciudades suyas propias, ni usan una lengua distinta, ni practican alguna clase de vida extraordinaria”. Y ahora sigue siendo así. Es la importancia que le damos a nuestras actividades, lo que nos hace diferentes. Hacer las cosas ordinarias de modo extraordinario, diría alguno.
Cuando hablamos de los laicos católicos organizados, las cosas cambian. A pesar de ser muchos, son muy desconocidos. Incluso entre los propios católicos. Si, conforme al estudio sobre el catolicismo hecho por el IMDOSOC, de 100 millones de católicos que hay en el país, 30% van a misa dominical y aproximadamente un tercio de estos participan en alguna labor de Iglesia, quiere decir que al menos 10 millones están actuando organizadamente, hacen alguna tarea de Iglesia. No son pocos. Pero si preguntamos a un laico de a pie, ¿qué cosas hacen esos grupos y movimientos?, la respuesta es poco precisa. Caemos, me parece, en el parroquialismo: no vemos más allá de nuestra comunidad. Y a veces, ni eso.
Si nos vamos a los medios, a la opinión publicada, el desconocimiento es aún peor. Los “sociólogos de la religión” hacen análisis político del clero, como si todo en la Iglesia fueran los clérigos. En sus sesudos análisis no se trata del fenómeno del laicado católico ni de los movimientos nacionales o locales que los agrupan.
De ahí la importancia de Juntos por México y su Segundo Encuentro Nacional en Querétaro, los próximos días 6 al 8 de octubre. Una gran oportunidad de dar a conocer lo que hacen los laicos organizados, en primer lugar, a los propios miembros de sus Movimientos que a veces no se conocen unos a otros. A través de conferencias, la Expo Movimientos y Asociaciones y la convivencia entre los miles de asistentes pertenecientes a 78 movimientos o procedentes de parroquias y público en general, todos podremos tener una mejor visión de lo que se hace, los intereses y carismas de cada uno y como, todos unidos, podemos contribuir juntos por México.
Como es de esperarse, no hay uniformidad. Fuera de algunos temas fundamentales, hay un amplio campo de lo opinable. Y esto se refleja en la importancia que cada grupo da a su campo de actividad. Si hablamos de familia, por ejemplo, habrá quienes atienden el aspecto sacramental, el jurídico, el de la preparación al matrimonio, el de la unidad entre los cónyuges, el de las políticas públicas y otros más. No hay igual criterio de importancia. Y así ocurre en todos los asuntos que importan a la sociedad.
Para quienes ven desde afuera al laicado católico, su visión es solo de los apoyos a la labor del clero, sobre todo en aspectos de culto y de paliar la escasez de sacerdotes. Pero, claramente, eso no es todo. Hay labores como la catequesis y la evangelización, que ocupan a millones de seglares. Pero hay muchos otros que ven hacia afuera de la Iglesia, hacia la sociedad. La revisión de los temas de los talleres del 2º Encuentro Nacional da un listado muy importante de los intereses y las actividades de los Movimientos y Asociaciones. Se tratarán temas como la Economía, la Constitución, el Voto Católico, Vida y Familia, Medios de Comunicación y Redes Sociales, Educación, Migración, Legalidad y Corrupción, Jóvenes, Ecología, Asociacionismo y Voluntariado, Tejido social y Temas Sociales. Asuntos importantes para toda la sociedad, no solo para los cristianos, tratados con enfoques de los laicos católicos. Porque son temas nuestros. De ninguna manera nos son ajenos. Tenemos que decir, y mucho, sobre esos temas.
Esta es una excelente iniciativa. Oportuna y necesaria. En momentos en que la clase política y una buena parte de la sociedad no tienen claro donde hay soluciones a nuestras dificultades, es necesario opinar y actuar. Imprescindible presentar enfoques diferentes, algunos antiguos pero que ni siquiera se han intentado, otros de una gran novedad. Enhorabuena. El mero hecho de que los laicos católicos organizados se conozcan y puedan apreciarse mutuamente es ya un gran triunfo. Y un impulso renovado para su acción, seguramente será para bien de todos.
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