Por Fernando PASCUAL |
El mundo de la información tiene, entre tantas otras, una característica especial: exalta algunos casos sobreatendidos, mientras deja casi completamente en el olvido otros.
Pensemos, por ejemplo, en el drama de un niño con una enfermedad rara. Por motivos diversos la noticia empieza a circular. Opiniones a favor o en contra, firmas, presiones para tomar esta o aquella decisión. El caso está servido, la opinión pública se polariza.
Al mismo tiempo, cientos, miles de niños, mueren de hambre en varios rincones del planeta. No hay reportajes, o la información es sumamente escasa, casi limitada a una página marginal en la prensa escrita o a un post breve en los portales de Internet.
Este tipo de situaciones se generan, entre otros motivos, porque para los casos sobreatendidos hay un fácil acceso a la información, incluso con entrevistas a las personas implicadas. Para los otros casos, con frecuencia no hay informantes ni reporteros dispuestos a ir a las zonas donde se produce un drama humanitario.
Reflexionar sobre esto no implica dejar a un lado esos casos que se convierten en famosos. Conocer un drama humano concreto puede ser un camino válido para suscitar la sensibilidad de la gente hacia otros casos parecidos.
Pero constatar la sobreatención dada ciertos casos puede servir para ayudar a los medios informativos y a la gente concreta (que también “informa” desde una página en las redes sociales) a buscar maneras de dar visibilidad a tantas otras situaciones humanas sobre las que podemos hacer algo.
Quizá en estos momentos un caso acaba de saltar a la opinión pública y suscita una oleada de reacciones. Ojalá que la atención a lo que ocurre en un drama particular sirva para abrir los ojos a otras situaciones, al mismo tiempo que buscamos modos concretos para dar voz a miles de seres humanos que sufren y mueren en dramas muchas veces olvidados…
Publicar un comentario