Que Turquía quiera blindarse ante preguntas incómodas tiene mucho que ver con la deriva autoritaria del paísConsidera un problema el auge de los partidos populistas ya que “se basan en políticas xenófobas, islamófobas y racistas”, en clara referencia a Alternativa para Alemania que alcanzó el pasado fin de semana un 13,4 por ciento de los votos posicionándose como tercera fuerza política. Actualmente en el país germano están censados 2.637.000 turcos o de origen turco. También avisó de que “si Europa se centra en solucionar sus problemas y no los de sus vecinos”, en un futuro “no sabrá solventar los propios”. Que los miembros del gobierno de Erdogan quieran evitar cualquier polémica y preguntas incómodas como las que le hizo Actuall tiene mucho que ver con la delicada situación que vive el país desde hace 14 años, bajo la órbita de Erdogan. La deriva autoritaria e islamista es más que evidente, algo que asusta a aliados y adversarios por igual. Una Turquía islamizada es un aliado incómodo y un adversario temible.
Catorce años de Erdogan, 14 años de islamización
Poco tiene que ver la Turquía de Recep Erdogan, el presidente turco, con la que era hace 14 años cuando fue nombrado primer ministro en 2003. A partir de 2007 se impulsó la construcción de mezquitas, las restricciones en el consumo de alcohol, se censuran medios de comunicación y se persiguen periodistas –Turquía es uno de los países con mayor número de estos profesionales en prisión-, se reestablecieron las condenas por blasfemia y se potenció la enseñanza religiosa, arrinconando la laicidad anterior.Erdogan quiere llevarse por delante toda la herencia laica y occidental que dejó Kemal AtatürkEl antiguo centro de poder el imperio otomano es hoy más musulmán y más autoritario. Su política interna se basa en la ampliación de poderes del presidente, lo que está diluyendo la importancia del parlamento y la de los demás partidos, potenciando el presidencialismo. Su política externa, en su relación con la OTAN y la UE, se ha endurecido hasta puntos preocupantes –invasión de Siria y presiones políticas a raíz de la crisis de refugiados-. Erdogan quiere llevarse por delante toda la herencia laica y occidental que dejó Kemal Atatürk, y lo está consiguiendo. La islamización turca ya es un hecho, especialmente en los sectores más elitistas y de las fuerzas armadas.
Salto a la modernidad
Si algo hay que valorar de la política visionaria de Erdogan es la modernización del país. Gracias a la bonanza de los años anteriores a su subida al poder, pudo poner en marcha un ambicioso proyecto: establecer al país como un enclave estratégico de comunicaciones –tiene puertas a Europa, Asia, Oriente Medio y África-, invertir en un amplio plan de infraestructuras de inversión pública y modernizar su propia industria armamentística, todo ello para reforzar su imagen externa. Turquía “ha vuelto a la región”, como se suele decir en el argot geoestratégico. Su creciente e imparable influencia hace soñar a Erdogan con erigirse como ‘sultán’ de un nuevo imperio. [caption id="attachment_78268" align="aligncenter" width="800"]
Recep Erdogan durante un mitin / EFE.[/caption] Si de algo ha carecido el mundo musulmán es de un país líder que aglutine a los demás. El panarabismo de la segunda mitad del siglo XX encumbró temporalmente al Egipto de Nasser como país al que mirarse en el espejo pero el posterior auge de Arabia Saudí le apeó de la carrera. Hoy en día Turquía es un país occidentalizado en sus estructuras pero con un auge islamista en lo social que le llevará en los próximos años a relacionarse con Arabia Saudí de tú a tú, pese a las grandes reservas en petróleo y en divisas de las monarquías del Golfo. Irán -otro gran país con mucha influencia en la zona- al ser chií y ser esta la visión minoritaria en el islam, tiene menos papeletas para ocupar tal puesto.
El interminable conflicto kurdo
El tema de los kurdos supone una herida sangrante para el gobierno de Erdogan. Muy criticado en ocasiones por la represión violenta de este pueblo, su situación se entiende en el plano interno y externo. Turquía considera al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PPK) como terrorista, igualándolo con el movimiento Fethullah Güllen o el Estado Islámico. Además de en Turquía, los kurdos están presentes en Rojava –norte de Siria-, en el kurdistán iraquí y en el norte de Irán. El 45 por ciento vive en Turquía, un 25 por ciento en Irán, otro 25 por ciento en Irak y un 5 por ciento en Siria. Sobre el referéndum kurdo de Iraq del norte, Çelik sentenció que respetan “a todas las etnias de la zona, hemos dado mil quinientos millones de euros a esta región para que se desarrollen y vivan en paz” pero no cree que “el referéndum sirva para mejorar su situación”. [caption id="attachment_78266" align="aligncenter" width="729"]
Ömer Çelik en su conferencia del Real Instituto Elcano / J.V.[/caption] Precisamente, el ministro le dio especial importancia a este conflicto en su conferencia. Sacó el as de la manga del terrorismo en España. Opina que España es uno de los países europeos que mejor entiende sus políticas para “mantener la seguridad interna” con el que espera mejorar sus relaciones en el futuro inmediato. Turquía necesita a aliados dentro de la Unión Europea que apoyen sus pretensiones políticas y este halago hacia España es una muestra de ello.
El fallido golpe de Estado, un regalo divino
Muchos sectores de dentro y fuera del país criticaron duramente la reacción del gobierno de Erdogan tras el fallido golpe de Estado del 15 de julio de 2016. El estado de emergencia sigue vigente, un tercio de los militares y 5.000 profesores universitarios han sido purgados junto con otros varios miles de funcionarios.Algunos analistas señalan la extraña rapidez en la actuación gubernamental después del golpeEs inevitable dudar del origen del golpe. Algunos analistas señalan la extraña rapidez en la actuación gubernamental; las purgas comenzaron de inmediato lo que induce a creer que las ‘listas negras’ estaban confeccionadas de antemano.
Europa y Turquía, condenados a entenderse
La adhesión de Turquía a la Unión Europea está lejos de completarse aunque las relaciones siguen en pie. En el último año ha habido especial tensión. Primero, las tensas negociaciones para que Turquía acogiese y frenase la llegada masiva de refugiados a territorio europeo. La segunda ocasión fue el fallido golpe de Estado con el giro ya comentado al islamismo y al autoritarismo –lo que se conoce como ‘neo otomanismo’ y la última fue la prohibición de que un ministro turco hiciera un mitin político en territorio alemán a lo que Erdogan reaccionó llamando a los alemanes “nazis”. Turquía puede ser un alivio o una auténtica pesadilla para la Unión Europea. La capacidad de la UE para gestionar el ego de Erdogan y sus afanes imperialistas y la necesidad imperiosa de defender las fronteras –con especial atención a las del Mediterráneo- son dos de las ‘patatas calientes’ que Bruselas deberá gestionar en un futuro próximo.También te puede interesar:
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