Diácono Jesús Emmanuel Moya Hernández
En este año, en el que el Papa Francisco ha convocado un Sínodo para los jóvenes, su fe y su discernimiento vocacional, hemos de recordar que sus rostros, sus búsquedas, sus vidas, sus anhelos y aspiraciones son importantes para la Iglesia.
Movido por estos deseos, el Centro de Promoción Vocacional del Seminario Diocesano de Guadalajara, convencido de acercase a los jóvenes, salir hacia ellos y encontrarlos allí donde están, adecuándonos a sus tiempos y a sus ritmos, y sabiendo que el deporte nos ayuda a difundir la cultura del encuentro, la solidaridad y a rechazar toda forma de egoísmo y de aislamiento; y es ocasión para encontrarse y estar con los demás, para ayudarse mutuamente, para competir en la estima recíproca y crecer en la fe, convoca año con año, en un torneo deportivo, a adolescentes y jóvenes de nuestra Arquidiócesis, con la finalidad de presentarles los ideales cristianos de la vocación y la convivencia por medio del deporte.
Sana vocación
Este torneo tiene por lema una cita de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios: “Por una corona que no se marchita”, 9,25; y podemos decir propiamente que es un evento impulsado por jóvenes y para jóvenes, ya que son los seminaristas de segundo de filosofía, es decir jóvenes entre 21 y 28 años, en coordinación con el diácono que labora en la promoción vocacional, los que dedican su tiempo, sus capacidades y su esfuerzo para que este evento deportivo se realice con éxito. En esta ocasión se quiso ampliar las disciplinas del torneo y, a las tradicionales de futbol y basquetbol, se añadieron las de futbol de salón, frontenis y ajedrez.
Para llevarlo al cabo, contamos con el apoyo de algunas parroquias, así como de diferentes instituciones que son conscientes de que la vida y la vocación de los jóvenes son un maravilloso don para el mundo y para la Iglesia y que además, están decididas a apostar por la juventud; a ellas agradecemos profundamente.
La competición se desarrolló durante cuatro fines de semana (27 y 28 de enero, 3 y 4, 10 y 11, 17 y 19 de febrero), en cinco sedes diferentes: Colegio Fray Pedro de Gante, Colegio Cervantes del Bosque, Seminario Menor, Seminario Mayor y Seminario Anacleto González Flores, reuniendo a cerca de mil jóvenes y adolescentes.
Durante cada día en los que se realizó este evento deportivo, se les ofreció a los muchachos un espacio de oración o la celebración de la Eucaristía, pretendiendo que la convivencia deportiva les ofrezca otros horizontes, en los que puedan considerar la vida sacerdotal como una opción de vida.
Nos da alegría que los sacerdotes de nuestra Arquidiócesis impulsen a sus jóvenes y adolescentes a participar en este torneo; sólo por mencionar un ejemplo, tenemos el caso del Señor Cura Joel Díaz Ávila, párroco de Nuestra Señora del Carmen en Ocotlán, y el Padre Emilio Santos Jiménez, vicario parroquial de San Felipe de Jesús en Guadalajara, que motivaron e inscribieron equipos de muchachos de sus parroquias en la categoría libre de futbol, los cuales, con esfuerzo y perseverancia llegaron a la final luchando “por una corona que no se marchita”.
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