En una entrevista publicada por el diario colombiano El Espectador este domingo 30 de junio, el Nuncio afirmó que “con el ELN hay que negociar. Para ellos, como para las FARC, ha llegado el momento histórico, la lucha armada no tiene razón de ser. La pregunta es: ¿hasta cuándo?, ¿cuántos muertos más necesitamos antes de ponerle fin por una decisión política?”.
“Lamentablemente el ELN es complicado, tiene una estructura fragmentada, es como una federación, no tiene un liderazgo monolítico ni centralizado, eso hace difícil saber con quién se está hablando, quién está a cargo del movimiento. Y eso solo lo puede resolver el ELN. Ellos tendrán que ponerse de acuerdo y designar, en serio, quiénes son los negociadores”.
Los más recientes diálogos de paz entre el Gobierno de Colombia y el ELN se establecieron en febrero de 2017. Sin embargo, al año siguiente, vencido el primer plazo de cese al fuego, el grupo guerrillero emprendió diversas acciones bélicas.
Iván Duque Márquez, presidente de Colombia, puso como condiciones para retomar el diálogo con el ELN la liberación de todos los secuestrados que mantienen en su poder, así como la suspensión de sus actividades criminales.
En la entrevista con El Espectador, el Nuncio en Colombia comentó que les ha dicho en privado y también públicamente a los guerrilleros del ELN que “hay cosas que no pueden hacer si quieren ser reconocidos internacionalmente como parte negociadora” como el secuestro y el reclutamiento de niños.
“El presidente Iván Duque lo ha puesto como precondición. Nosotros no hablamos de precondiciones, hablamos de cosas que hay que resolver. No se puede secuestrar a civiles, es un crimen de guerra. No vamos a aceptar jamás que se recluten niños para el combate”, precisó Mons. Montemayor.
“Si el Estado colombiano no encontrara la forma de castigar ese delito, entrará la Corte Penal Internacional, y yo la he visto en acción en la República Democrática del Congo. ¡Los niños no se tocan! Si siguen reclutando niños, hay que buscar la forma de liberarlos”.
El Nuncio Apostólico también explicó que la Santa Sede rechaza asimismo una práctica “muy específica del ELN, con una terminología que solo los trotskistas pueden emplear: ‘Limpieza social’, y me refiero a los civiles que de una u otra manera son considerados traidores o colaboradores del adversario”.
“Cuando llegué a Arauca me dijeron que hubo 50 asesinatos en tres meses, y para mí es más grave eso que volar el oleoducto. ¿Cómo me pueden pedir que interese al santo padre en una negociación si hay estos métodos de lucha? Necesitamos gestos claros”.
El Arzobispo explicó que ha tenido contactos con la guerrilla del ELN, especialmente “por razones humanitarias. De hecho, son mis obispos los que, cuando hay que entregar secuestrados o prisioneros o heridos, intervienen como garantes. Además, porque ellos mismos han buscado el contacto con la Santa Sede”.
El Nuncio dijo también que está dispuesto a ser un facilitador del diálogo entre el Gobierno y el ELN. “Estamos muy dispuestos a hacerlo. El presidente Duque sabe que cuenta con nosotros y la Santa Sede. De hecho, él confía en nosotros. Y nosotros queremos ayudarlo, porque nos interesa ayudar a Colombia. No nos interesa el tema partidista, no nos importa quién gobierna a Colombia, nos interesa el pueblo colombiano”.
Acuerdo con las FARC
Sobre el acuerdo de paz firmado con las FARC, el Nuncio explicó que “para nosotros es vital que la reincorporación de los excombatientes sea exitosa; si eso fracasa, se cae la estantería del Acuerdo. Y la reincorporación no es cuestión de un sueldo y de un proyecto productivo. Ellos tienen que formar parte de la sociedad civil”.
“Hay que hacer un acompañamiento psicológico y espiritual a los excombatientes, por eso estoy exhortando a los obispos a actuar con energía y visibilidad, ellos están en las comunidades y tienen la confianza de unos y otros”, agregó.
El Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las FARC se firmó el 26 de septiembre de 2016, algo que fue alentado por el Papa Francisco.
Después del plebiscito del 2 de octubre de ese año, algunos puntos del acuerdo fueron renegociados y se llegó a una versión final en noviembre de 2016. Con esa ratificación e implementación en el Congreso, comenzó en forma el proceso de desmovilización de guerrilleros y de entrega de las armas a la ONU, para luego iniciar su proceso de reincorporación a la sociedad.
El Nuncio Apostólico en Colombia comentó sobre el acuerdo que el Papa Francisco le dijo: “Me he empeñado por la paz en Colombia y sigo empeñado en la paz de Colombia”.
El Prelado explicó que su misión no es “decirles a los colombianos qué hacer, sino acompañarlos y ayudarlos a que encuentren el camino de consolidar la paz. El Santo padre sabe que ese camino no empezó con su visita, sino que hay un antes largo y doloroso que termina en un instrumento de paz que son los acuerdos, que gusten o no gusten, es lo que hay, fue lo que se negoció y tienen el aval de la comunidad internacional”.
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