La Misa de Acción de gracias en la Catedral Castrense Stella Maris fue presidida por el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera.
Concelebraron, el Vicario General Castrense, Mons. Gustavo Acuña; el Canciller Castrense y Capellán Mayor de la Armada, P. Francisco Rostom Maderna; el rector de la Catedral Castrense, P. Diego Pereyra; y los capellanes castrenses.
A través de una carta, Mons. Santiago Olivera dijo que la fecha “es una excelente oportunidad y gracia para consagrarnos al Corazón Sagrado de Jesús”.
“Pero también sumamos a esta fiesta el recuerdo agradecido porque un 28 de junio de 1957 el acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno argentino para atender el cuidado espiritual de los militares constituye el Vicariato Castrense. Hoy es el Obispado para las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad”, explicó.
En su carta, el Prelado dijo que “la imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: Dios nos ama sin límites, Dios se manifiesta en Jesús, ‘es el Dios con nosotros’, Jesús es el rostro del Dios Amor y el Corazón de Jesús es signo claro de ese amor que se entrega y se ofrece por nuestro rescate, para nuestra salvación”.
“Esta fiesta nos da la posibilidad de renovar la certeza de que Jesús pasa por nuestra vida amando, pasa sanando, pasa liberando, y también podemos constatar tristemente lo que Jesús experimenta”, “que es el desprecio, la ingratitud y la irreverencia de muchos de los hombres”, explicó Mons. Olivera.
“Los que amamos a Jesús, debemos avivar el deseo de reparación, de amar por los que no aman, de corresponder a su amor por los que no corresponden. Queremos consagrarnos y consagrar nuestra Diócesis para Amar como Jesús, que ama a todos y ama siempre”.
“Queremos consagrarnos para ser en medio del mundo testigos de ese amor. Pero también valientes defensores por amor de la verdad y la justicia”, aseguró el Obispo.
En ese sentido, el Obispo Castrense pidió a Dios “ser testigos más valientes, para que nuestra vida sea un auténtico testimonio de nuestra fe”, y a saber pedir perdón por los pecados así como “perdonar siempre, porque es el amor de Dios lo que nos ha salvado de nuestras miserias, egoísmos y soberbias”.
Mons. Olivera pidió también a “María, Madre del Amor, mujer del sí generoso” para que otorgue a la Diócesis Castrense el don de amar a su Hijo Jesús “sin reservas, amando a los hermanos, a todos sin exclusión”. “Sagrado Corazón de Jesús, en Ti Confiamos y a ti nos acogemos”, finalizó.
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