Hay un mito que todos suelen dar por cierto y es afirmar que la Constitución de Estados Unidos fue un experimento innovador, revolucionario, del gobierno del Pueblo, de la libertad, etc. Bueno, eso es cierto, pero con matices.
No debemos olvidar que, en la metrópoli, el sistema parlamentario inglés en la época de la independencia de las Trece Colonias era una auténtica democracia y más con un rey como Jorge III. La gente que ve películas se fija mucho en la figura del rey y se olvida que aquello era una democracia parlamentaria en la que, de hecho, existía una verdadera división de poderes. La Cámara de los Lores era realmente independiente. Ya no digamos la del parlamento. Y los jueces ingleses, a todos los niveles, altos y pequeños, también fueron jueces independientes.
No olvidemos, además, que la república americana sí que sufriría un tiempo de dictadura, la de Abraham Lincoln. Llegó a encarcelar al presidente del Tribunal Supremo, etc. etc. En el Reino Unido, eso no hubiera sido permitido ni siquiera en tiempos de guerra. Eso no sucedió ni siquiera durante las guerras napoleónicas en las que peligró la supervivencia del reino.
Sin embargo, las películas (rodadas no por expertos constitucionalistas) nos han vendido la imagen (y el público la ha aceptado) de que había un rey absolutista en una Inglaterra dominada por condes y duques, mientras que, en los Estados Unidos, por primera vez, apareció un gobierno del Pueblo. Pues bien, eso, sencillamente, no es verdad. La imagen suele completarse con unos Estados Unidos modernos y avanzados, frente a un reino inglés poblado por sujetos anticuados con pelucas que se mueven en salas mal iluminadas. Otra imagen totalmente falseada e injusta de una Inglaterra a la cabeza de la modernidad.
Realmente el constitucionalismo americano fue un experimento formidable y encomiable. Pero no fue el primer gobierno del Pueblo como muchos piensan en esa nación. No voy a irme a las polis o a la república de Holanda. El sistema de las cortes leonesas fue un sistema verdaderamente parlamentario, antes que el inglés.


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