La grabación, difundida en los últimos días en redes sociales, muestra a López Obrador en el interior de un vehículo, siendo increpado por pobladores, aparentemente del estado de Oaxaca.
Un poblador le exige a López Obrador que su gobierno no dialogue con “los agresores” y que “manden al ejército inmediatamente” para combatir a los grupos de narcotraficantes.
Increíble, pero cierto!! 🤪 pic.twitter.com/e1IF4jlTU6
— Guadalupe Lopez (@esteticageyla) August 24, 2019“El ejército no se usa para reprimir al pueblo”, respondió el Presidente de México. “¿El narco es pueblo?”, cuestionó el poblador. “Sí, es pueblo, todos son seres humanos”, dijo López Obrador hacia el final del video.
De acuerdo al diario mexicano El Universal, la violencia, encabezada en el país por los grupos criminales del narcotráfico, ha alcanzado niveles históricos en 2019. El primer semestre ha sido el más violento del que se tenga registro, con 17.065 homicidios.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Hugo Valdemar, que durante 15 años fue vocero de la Arquidiócesis de México, lamentó la “simplificación conceptual” de López Obrador, y señaló que “entonces tenemos que decir que hay pueblo bueno y hay pueblo malo: al bueno hay que apoyarlo e incentivarlo y al pueblo malo que oprime, extorsiona, corrompe y mata al pueblo bueno hay que combatirlo, castigarlo y, en su caso, aniquilarlo”.
El P. Valdemar, hoy canónigo penitenciario de la Arquidiócesis de México, precisó que “el primer deber constitucional de un Presidente de la República es garantizar la seguridad y la integridad de sus gobernados”.
“Por ello, la Constitución le da el monopolio del uso de la fuerza pública para mantener el orden. Si el Presidente no entiende este mandato constitucional y no lo cumple debe pedir disculpa a sus gobernados y marcharse a su casa, porque no ha entendido cuál es su principal función”.
Para el sacerdote mexicano, el mensaje de López Obrador “no solo es irresponsable sino además incentiva, motiva y justifica la actuación del crimen organizado, pues finalmente es pueblo, y por lo mismo bueno y justificable en sus acciones criminales, lo cual es gravísimo e inadmisible”.
Consultado sobre cómo ve la Iglesia Católica el fenómeno del narcotráfico, el P. Valdemar indicó que “tenemos que ir a la fuente de los mandamientos, donde claramente se nos dice: no robarás, no codiciarás los bienes ajenos, no matarás. Tan simple como eso”.
“Quien trasgrede la ley de Dios se sitúa fuera de la Iglesia, vive en pecado mortal, se haya bajo la influencia de Satanás y no actúa como hijo de Dios sino como hijo del demonio. Y si no cambian, si no reparan el mal que han hecho, si no hacen penitencia, se arrepienten y confiesan, su suerte está echada, será la condenación eterna de sus almas”.
El sacerdote precisó que “no hay pecado, por terrible que sea que no pueda ser perdonado por Dios, y esto mismo no deja de ser un escándalo sobre todo para los no creyentes, pero la misericordia de Dios es infinita”.
“Sin embargo, se requiere el arrepentimiento, la reparación del daño hecho, la penitencia, la Confesión y la absolución de los pecados. Sin esto no es posible el perdón de Dios”, explicó.
Ante los narcotraficantes y el mal que realizan, dijo, la actitud de los católicos debe ser “la de siempre: se odia al pecado más no al pecador. Los creyentes debemos pedir por su conversión, incluso hacer penitencia por ellos para que alcancen la misericordia divina, se arrepientan y enmienden el mal camino”.
El P. Valdemar recordó luego que “hace años surgió una iniciativa que me pareció estupenda, la de grupos de oración que adoptaban a un narco para pedir a Dios por su conversión. No debemos dudar del poder de la oración y no debemos olvidar el mandato del Señor de no odiar a nuestros enemigos, no devolver mal por mal, sino hacer el bien y rezar por los que hacen daño”.
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