Stephan Kampowski es profesor de Antropología Filosófica en el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II. Al llegar a Roma como estudiante de doctorado en 2000, se unió al trabajo del Área de Investigación. En tres ocasiones ha trabajado como secretario organizador de un congreso o coloquio. Desde que asumió como profesor del Instituto ha sido invitado como orador en varios coloquios.
Asimismo, el profesor Kampowski ha escrito, junto a los profesores José Granados y Juan José Pérez Soba, el volumen “Amoris laetitia. Acompañar, discernir, integrar”. En el renovado Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II enseñará “Antropología teológica del amor” y el curso complementario “¿Quién es el hombre? Individuo, mujer y comunión”.
Entre los docentes, según las primeras indiscreciones, estarán también el profesor Granados, que enseñará “Teología del sacramento y del matrimonio” y que en una reciente entrevista con el Grupo ACI ha lamentado el despedazamiento de los cursos de teología moral; y el profesor Pérez Soba, que enseñará “Pastoral del matrimonio y de la familia”. Pero estarán también el profesor Gilberto Marengo, que ha publicado un imponente estudio sobre la génesis de la Humanae vitae, y el profesor Maurizio Chiodi.
En el nuevo instituto estarán representados, en fin, teólogos de orientaciones opuestas; pero no estará el profesor Livio Melina, por años presidente del Instituto y que no ha sido considerado en la nueva estructura. Además desapareció la cátedra de Teología Moral Fundamental que dictaba.
En ese sentido, en entrevista con el Grupo ACI, el profesor Kampowski, advirtió que la cátedra de Moral Fundamental era “la más importante en la mente del fundador del instituto, San Juan Pablo II”, tanto que “la confió al primer presidente del Instituto, Carlo Caffarra, después creado cardenal y Arzobispo de Boloña”.
Pero no solo eso, pues esta cátedra es de tal importancia que “una de las más fructíferas iniciativas en términos de eventos públicos, publicaciones y resonancia internacional es el ‘Área Internacional de Investigación en Teología Moral’”, nacida para estar dedicada a la “teología moral fundamental”, una orientación que “ha mantenido también después del cambio de denominación hace unos años”.
Según el profesor Kampowski, “los resultados académicos de esta área de investigación son extraordinarios y visibles a quien quiera ver”, como “la gran cantidad de coloquios y congresos organizados; su calidad, que se acredita, entre otras cosas, por la amplia procedencia internacional de reconocidos oradores invitados y el elevado número de participantes calificados a lo largo de los años; la cantidad y calidad de las actas de conferencias, monografías y disertaciones doctorales publicadas en su contexto”.
En ese sentido, explicó que un área de investigación está destinada a “dar una forma más definida a la misión de investigación de una institución” y los profesores son incluidos en un “proyecto común”, que hace que “su labor tienda a ser más fructífera, porque beneficia a través del intercambio con los colegas y por las hipótesis guía que son formuladas en contexto”.
También los temas de las tesis por discutir “no son elegidos al azar, sino que se incluyen en un marco más amplio en el que cada estudiante de doctorado desarrolla un aspecto particular de un tema más amplio que sería demasiado grande para que una persona lo desarrolle”. Mientras, agrega Kampowski, “los coloquios y las conferencias siguen líneas guía y sirven para desarrollar estas tesis”.
En conclusión, un área de investigación institucionaliza la misión de un instituto académico, “haciendo el estudio más provechoso”.
Recordó que el área de estudio fue establecida por el entonces presidente del Instituto, Angelo Scola, que luego fue creado cardenal y Arzobispo de Milán, en 1997, y que fue guiada por Livio Melina hasta el 2013, quien luego fue reemplazado por Pérez Soba.
Sobre el motivo para la fundación de esta cátedra, el profesor Kampowski indicó que fue la publicación de la encíclica Veritatis splendor de San Juan Pablo II, “que se dedica a la moral fundamental y busca responder a la crisis de la teología moral después del Concilio Vaticano II”.
“Una crisis que, en última instancia, no fue sino la consecuencia extrema del enfoque casuístico adoptado después del Concilio de Trento. La casuística es una forma centrada en el acto de tratar con la moralidad que no mira la vida de la persona como un todo”, señaló.
Algo que lleva al “voluntarismo, que considera las normas morales come imposiciones de un bien superior sobre el inferior”.
Pero, –señala el profesor Kampowski – la Veritatis splendor cambia el paradigma, subraya que la moral se refiere a la plenitud de la vida y que “una norma moral es la expresión de la verdad sobre el bien, y en particular sobre el bien de la persona y sobre la verdadera realización de la persona humana”, y por ello hay “una íntima relación entre verdad y libertad”.
La encíclica subraya también que “el centro de la moral cristiana se halla a través del encuentro con Cristo”, afirmando que “la fe no es extrínseca a la moral”.
El profesor Kampowski subraya que el Área Internacional de Investigación en Teología Moral ha buscado afrontar estos aspectos, y que uno de los eventos más logrados son los 18 “Coloquios”, término preferido a “conferencia” porque parte de la idea de intercambio intelectual.
Estos eventos se realizaron desde 1998 una vez al año con muchos participantes ilustres. El último se llevó a cabo en 2018 con el tema “Reconstruir el sujeto moral cristiano. Un desafío 25 años después de la Veritatis splendor”.
Además de estos coloquios se realizaron tres congresos internacionales sobre la Veritates splendor (2003), Evangelium vitae (2005) y la constitución pastoral Gaudium et spes (2015).
Entre los frutos, el profesor Kampowski incluye también el manual de teología moral “Caminar en la luz del amor. Los fundamentos de la moral cristiana”, escrito en 2008 por los profesores Livio Melina, José Noriega e Juan José Pérez Soba.
Es decir, que el nuevo estatuto hace “evidente” para el profesor Kampowski que quienes “afirman fortalecer y ampliar el Instituto Juan Pablo II y, como primer paso, borran la teología moral fundamental del plan de estudios del Instituto, hablan no para revelar, sino para ocultar la verdad. Después de todo, es irónico, por decir lo menos, hablar de reforzar el Instituto y eliminar su parte más vibrante”.
El profesor Kampowski ha subrayado también que no se sabe todavía cuál será el futuro del área de investigación, pero que aun así, “el hecho de que la cátedra de Teología Moral Fundamental haya sido eliminada trae malos presagios”.
En las últimas semanas el cambio de estatutos del Instituto, el nuevo ordenamiento y la no renovación de las cátedras de los profesores Melina y Noriega, han recibido varias críticas, entre ellas la carta que estudiantes y exestudiantes del centro enviaron al Gran Canciller, el Arzobispo Vincenzo Paglia; y al presidente Mons. Pierangelo Sequeri, expresando su preocupación por los cambios.
Asimismo, ha circulado una carta abierta de los profesores dirigida también a ambas autoridades.
El texto está firmado por profesores e investigadores que han colaborado en la redacción del “Diccionario sobre Sexo, Amor y Fecundidad”, promovido por el Instituto.
Los firmantes expresaron que recibieron “con gran consternación” la noticia del “cese” –en realidad se trata de un contrato no renovado– “de dos profesores ordinarios, José Noriega y Livio Melina, junto a otros colegas: Maria Luisa Di Pietro, Stanisław Grygiel, Monika Grygiel, Przemysław Kwiatkowski, Vittorina Marini, algunos de ellos autores junto a nosotros del Diccionario y todos los estudios de óptima reputación internacional”.
Los profesores han señalado que no ven algún “motivo convincente de carácter científico-académico, tanto menos doctrinal y disciplinar, que justificarían su levantamiento del encargo”, y concluyen: “Si vuestro Instituto desea mantener el alto perfil académico y su reputación internacional, les rogamos que revoquen estos ceses y reintegren a los mencionados estudiosos en el cuerpo docente”.
El profesor Livio Melina fue recientemente recibido por el Papa Emérito Benedicto XVI, que siempre ha seguido el transcurrir del Instituto Juan Pablo II.
Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en ACI Stampa.
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