El pasado martes 24 de septiembre el Tribunal Supremo de España dio el visto bueno para exhumar los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos y que su inhumación no sea en la Catedral de la Almudena, en el centro de Madrid, sino en el cementerio de El Pardo, a las afueras de la capital. Según las últimas informaciones la exhumación se produciría el 21 de octubre y de manera totalmente privada.
El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons Luis Argüello, se ratificó en la postura ya mostrada por la Santa Sede en la carta que el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, envió a la vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, el 14 de febrero de 2019.
En esta carta el Cardenal Parolin explicaba que “en cumplimiento del principio de no intervención en asuntos que pertenecen esencialmente a la competencia interna de otro Estado, la Santa Sede no quiere intervenir en una cuestión que está sujeta a la jurisdicción española”.
Mons. Argüello recordó las palabras de la carta del Cardenal Parolin en las que también reiteraba “que la Iglesia no se opone a la exhumación de los restos mortales del General Franco, si la autoridad competente así lo dispone. A la comunidad benedictina de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos fue recordado y se seguirá recordando su deber cívico de observar plenamente el ordenamiento y de respetar a las autoridades civiles”.
Al encontrarse la tumba de Franco dentro de la abadía benedictina, la responsabilidad última compete al superior de la orden benedictina, el Prior de Solesmes, en Francia y a la Santa Sede; y no a la Archidiócesis de Madrid o a la Conferencia Episcopal Española.
Mons. Argüello aseguró estar convencido de que el prior de la abadía benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caído “tendrá en cuenta la resolución judicial” y acatará lo que dicte la justicia española.
El portavoz de la CEE hizo un llamamiento a “mirar hacia delante” y recordó el esfuerzo que se hizo durante los años de la Transición, posteriores al fin del régimen de Franco, por la “reconciliación”.
“¿No les parece que es hora de mirar hacia delante, hora de no hacer un uso ideológico y menos partidista, en campaña electoral, en un asunto tan doloroso y que afecta a muchas familias?”, preguntó.
“Nunca deseamos que pueda ser un instrumento del que se haga bandera política, que se utilice en campañas electorales y sirva para reabrir heridas entre los españoles. Es bueno cerrar bien las heridas y no es conveniente reabrirlas, porque todos tenemos nuestra propia historia”, subrayó.
Mons. Argüello también declaró que hay que “comprender la situación de las familias al hablar de sus seres queridos” e insistió en que la Iglesia en España no ha recibido “ningún tipo de presión para mostrar nuestro criterio o acción”.
Además afirmó que tampoco considera que la actitud haya sido “equidistante” y a que siempre se ha hecho “un llamamiento a un acuerdo”.
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