La visita a Japón forma parte de su quinto viaje a Asia y que en su primera etapa incluyó Tailandia, donde estuvo del 20 al 23 de noviembre.
Además de la capital Tokio, el Santo Padre visitó Nagasaki e Hiroshima, ciudades que fueron devastadas en agosto de 1945 por las bombas atómicas durante la Segunda Guerra Mundial.
En Nagasaki el Papa rindió un homenaje a los 26 mártires de fines del siglo XVI, encabezados por el jesuita San Pablo Miki, dio un mensaje contra el uso de las armas nucleares y celebró una Misa en el estadio de béisbol.
En Hiroshima, Francisco presidió un Encuentro por la Paz, donde se encontró con sobrevivientes del ataque y advirtió que “el uso de la energía atómica con fines de guerra es inmoral. Seremos juzgados por esto”.
Además de reunirse con los obispos japoneses, Francisco tuvo en Tokio un encuentro privado con el emperador Naruhito, con el primer ministro Shinzo Abe, las autoridades, así como con los jóvenes y con los sobrevivientes de la triple catástrofe de 2011.
Asimismo, celebró una Misa en el Tokio Dome y visitó la Sophia University, centro católico fundado por los jesuitas en 1913 y uno de los más importantes de Japón.
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