“Esta medida de sentido común simplemente mantiene el aborto con los mismos requisitos de consentimiento que la mayoría de las decisiones médicas que involucran a un niño, incluidas intervenciones simples como tomar una aspirina o perforarse las orejas”, dijeron los obispos el 30 de junio.
“Como católicos, condenamos el aborto como una grave injusticia que niega el derecho humano fundamental a la vida. Sin embargo, mientras el aborto sea legal, apoyamos medidas como el consentimiento de los padres que reducirá el daño grave que inflige”, agregaron.
Según la nueva ley, los menores que busquen un aborto deberán recibir la aprobación notarial de al menos uno de los padres o tutores. El menor puede solicitar una exención de un juez de circuito.
Los médicos que realizan abortos, sin el consentimiento de los padres, a una niña menor de 18 años enfrentarían hasta cinco años de prisión por un delito grave de tercer grado.
La Cámara de Representantes de Florida aprobó el Senate Bill 404 por una votación de 75 contra 43 el 20 de febrero. Previamente había sido aprobado por el Senado con 23 votos a favor y 17 en contra en una votación anterior.
“Estamos especialmente agradecidos con los líderes legislativos que adelantaron esta legislación provida, particularmente los patrocinadores del proyecto de ley, los parlamentarios Kelli Stargel y Erin Grall. También felicitamos a los legisladores demócratas que valientemente cruzaron las líneas del partido y votaron en apoyo de esta buena ley”, acotaron los obispos.
Asimismo, agradecieron al gobernador republicano DeSantis por firmar el proyecto de ley.
El presidente del Senado, Bill Galvano, elogió la legislación.
“La decisión seria e irrevocable de interrumpir un embarazo implica someterse a un procedimiento médico significativo que resulta, en muchos casos, en impactos emocionales y físicos de por vida. Los padres de un menor de edad que consideran un aborto deben participar en una decisión sustancial y permanente”, dijo en un comunicado.
El proyecto de ley ampliaría las restricciones bajo la ley actual de Florida, aprobada por los votantes en 2004, que solo requiere que un menor notifique a sus padres, tutores o un juez que tienen la intención de practicar un aborto.
La legislatura de Florida promulgó por primera vez una ley de consentimiento parental en 1979, pero la Corte Suprema del estado la revocó una década más tarde, diciendo que violaba los derechos de privacidad. Los partidarios de la nueva ley confían en que resistirá el desafío legal, dados los cambios en la corte.
En su comunicado, los obispos católicos de Florida también hicieron referencia a la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos de revocar una ley de Luisiana que mantiene a las clínicas de aborto con los mismos estándares que otros centros quirúrgicos.
“Aunque estamos profundamente decepcionados con la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos de ayer, sobre un caso de aborto fuera de Luisiana, nos complace que Florida haya dado un paso adelante hoy para garantizar protecciones vitales para los padres y sus hijos”, dijeron.
Planned Parenthood of Florida dijo que la ley de consentimiento de los padres “pondría en peligro a las jóvenes que, en muchos casos, han sufrido abusos a manos de sus propios padres o tutores”. La organización abortista dijo que pocos secretarios judiciales podrían ofrecer información sobre la “alternativa judicial” y que el acceso a los tribunales se ve obstaculizado por las restricciones de la epidemia de coronavirus, informó CBS 4 Miami.
Stephanie Fraim, presidenta y directora ejecutiva de Planned Parenthood of Southwest and Central Florida, dijo que el proyecto de ley “podría abrir la puerta a una reinterpretación de nuestro derecho constitucional a la privacidad y el derecho a un aborto seguro y legal en Florida”.
La ley también fortalece las protecciones legales para los bebés que sobreviven a un aborto.
A pesar de las críticas, Galvano aseguró que “esta ley envía un mensaje claro de que aquí en Florida, haremos todo lo posible para evitar la abominación del infanticidio en nuestro estado”.
“Cuando un niño sobrevive milagrosamente a este brutal procedimiento médico, la vida de ese niño debe ser preservada y tratada con gran respeto y cuidado. La pena por negarse a brindar atención médica a un bebé que lucha por la vida debería ser significativa”, concluyó.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
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