Así lo indicó el Santo Padre en un video mensaje dirigido a los participantes de una conferencia internacional de jueces miembros de comités para derechos sociales de América y África con el tema: “La construcción de la justicia social. Hacia la plena aplicación de derechos fundamentales de las personas en condiciones de vulnerabilidad”.
“Ninguna sentencia puede ser justa, ni ninguna ley legítima si lo que producen es más desigualdad, si lo que producen es más pérdida de derechos, indignidad o violencia”, destacó el Papa.
En esta línea, el Santo Padre recordó a los jueces la importancia de “ser conscientes de todo lo que pueden ayudar mediante su rectitud y compromiso”, porque “una justicia es realmente justa” cuando “hace feliz a los pueblos y dignos a sus habitantes”.
Además, el Papa señaló que “en un momento tan crítico para toda la humanidad, el hecho de que las mujeres y los hombres que trabajan para impartir justicia se reúnan para pensar su labor y construir la nueva justicia social es, sin dudarlo, una excelente noticia”.
Por ello, el Pontífice pidió a los jueces tener presente que una cantidad de personas “cada vez más numerosa le es desconocida dignidad y son ignorados o violados sus derechos más elementales”.
En esta línea, el Santo Padre indicó que la justicia, así como el bien y el amor, “es una tarea que ha de conquistarse todos los días, porque el desbalance es una tentación de cada minuto. Por eso, cada día es una conquista”.
De este modo, el Papa sugirió la parábola del buen samaritano para comprometerse y “no desentenderse de los demás, especialmente de los más débiles”.
“Tenemos que asumir que nos hemos acostumbrado a pasar de lado, a ignorar las situaciones hasta que estas nos golpean directamente. El compromiso incondicional es hacernos cargo del dolor del otro y no resbalar hacia una cultura de la indiferencia. Ese tan cotidiano de mirar para otra parte”, afirmó.
En este sentido, el Santo Padre exhortó a los jueces que “al momento de repensar la idea de la justicia social, lo hagan siendo solidarios y justos. Solidarios al luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda” y agregó “no olviden que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia”.
Por último, el Papa animó a los jueces para que “todo lo que construyan sobre la justicia social sea más que una mera teoría, sino más bien una nueva y urgente práctica judicial, que coadyuve a que la humanidad pueda, en un futuro bien cercano, integrarse en la plenitud y la paz”.
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