“Rezar, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce. Todo el que le pide, recibe”, afirmaba el sacerdote franciscano que fue bendecido por Dios con muchos milagros que él atribuía a la intercesión de la Santísima Virgen María.
Fray José Cupertino tuvo que pasar por muchos rechazos para convertirse en sacerdote, debido a que era muy distraído y no muy bueno para los estudios. El día en que debió dar el examen para definir su ordenación, le hicieron una pregunta que sí fue capaz de responder.
Pese a su poca capacidad, fue un gran místico y muchos atestiguaron el don que Dios le dio de levitar. Por todo esto es maestro de espiritualidad y patrono de los estudiantes, quienes pueden acudir a él ante las dificultades.
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