En un comunicado compartido por Ecocatólico, periódico de la Iglesia Católica en Costa Rica, el Prelado se refirió al Día Nacional del Niño que desde 1946 se celebra cada 9 de septiembre.
Mons. Salazar recordó que el Papa Francisco dijo que “los niños son en sí mismos una riqueza para la humanidad y también para la Iglesia, porque nos llaman constantemente a la condición necesaria para entrar en el Reino de Dios: aquella de no considerarnos autosuficientes sino necesitados de ayuda, de amor, de don…”.
En efecto, “los niños son don y signo de la presencia de Dios en nuestro mundo por su capacidad de aceptar con sencillez el mensaje evangélico. Jesús los escogió con especial ternura, y presentó su capacidad de acoger el Evangelio como modelo para entrar en el Reino de Dios”, subrayó.
Esta realidad se observa en las “familias, centros educativos y de cuidado, y en muchos lugares a lo largo y ancho del territorio nacional”, donde “la figura exaltada de la niñez motiva hasta los más adultos a recordar uno de los sentidos más hermosos y plenos de la vida: la verdadera felicidad”, agregó.
Sin embargo, lamentó que pese a ello, aún hoy muchos niños sufran a causa de la violencia en el mundo; y urgió a reafirmar el compromiso común de “garantizar y respetar los derechos de la niñez”.
“Vemos con gran dolor el sufrimiento que muchos de nuestros niños y niñas viven diariamente, desde el hecho de ser, en muchos casos, rechazados o abandonados desde el inicio de su vida, hasta llegar a robarles su inocencia, su infancia y su futuro al ser expuestos a la violencia o explotación sexual, situación de calle por ser víctimas de la pobreza económica, o sin los cuidados médicos necesarios”, expresó.
En ese sentido, subrayó que “la niñez, hoy en día, debe ser destinataria de una acción prioritaria de la Iglesia, de la familia y de las instituciones del Estado, tanto por las posibilidades que ofrece, como por la vulnerabilidad a la que se encuentra expuesta”.
La sociedad tiene el deber de proteger su infancia, “porque en ella está el futuro de nuestra nación, por lo que debe promover sus derechos y concienciar a las personas sobre el papel primordial que las niñas y los niños tienen en el desarrollo de nuestro país”, dijo.
“Todos somos responsables de los niños y de hacer cada uno lo que pueda para cambiar esta situación. Nos dirá el Papa Francisco que cada niño es un grito que llega a Dios y que acusa el sistema que nosotros adultos hemos construido”, subrayó.
Finalmente, en representación de la Comisión Nacional de Pastoral Familiar, renovó su llamado “a todas las familias de buena voluntad y buen corazón de nuestro país, a volver la mirada hacia nuestros niños, hijos e hijas, con una mirada llena de ternura y de esperanza”.
Además, les pidió “nunca renunciar a ser ese maravilloso lugar de sostén, de acompañamiento y de guía para nuestros niños, donde les podamos transmitir y depositar la educación y el don de la fe y de los más profundos valores morales y éticos”.
“Todo niño necesita para su pleno desarrollo del amor, de la solicitud y comprensión y, en cuanto sea posible, del apoyo incondicional de un padre, una madre y de toda su familia. Nos unimos con ferviente alegría a disfrutar de un ¡Feliz Día del Niño!”, concluyó.
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