“Les digo y les repito, no se presten a este circo electoral. Es una falsedad. Yo diría que no debería haber elecciones porque se va a gastar todo el dinero del pueblo y en lo mismo vamos a quedar”, dijo el sacerdote en la Misa que presidió el domingo 31 de octubre.
“Prefiero ser piedra en el zapato de mucha gente y no almohada para que duerman en su pecado. Recuerden que un verdadero católico, un verdadero nicaragüense, un verdadero patriota no se va a prestar para ese circo”, agregó.
El sacerdote dijo que “ya sabemos cómo está preparado todo, quiénes van a ganar, quiénes van a perder, quiénes son los que van a seguir mangoneando y desangrando a nuestro pueblo”.
“Recuerden que Nicaragua va mal. No hay democracia, no hay derechos humanos, no hay libertad de expresión, vos no podés decir nada”, lamentó.
Ante esta situación y ante la ausencia de “buenos líderes”, el P. Martínez alentó a los fieles a rezar.
“¿Podemos hacer algo por Nicaragua? Oremos nada más porque recuerden que democráticamente no se puede hacer nada por Nicaragua. Desgraciadamente los poderosos cuidan su poder, cuidan su dinero. No les importa el pueblo, no les importa que la gente migre, que la canasta básica se eleve cada día, que las medicinas y todo esté caro”.
“Si usted quiere hacer algo por esta patria, ore y quédese en su casa. El próximo domingo venga a la Eucaristía, ofrézcala por Nicaragua, porque nosotros tenemos la esperanza, hermanos, de que este país no va a terminar mal”, afirmó el sacerdote.
El P. Martínez dijo que sus denuncias ya le han costado muchas amenazas e incluso alguna visita de la policía, pero dijo que no tiene miedo porque “yo no estoy solo, está Dios conmigo, está mi obispo conmigo y está mi pueblo”.
“Como dice el dicho: ‘No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista’. Creo que nosotros llevamos ya muchos años de sufrimiento y este pueblo ya no aguanta”, subrayó.
Nicaragua es gobernada desde hace 14 años por Daniel Ortega, exguerrillero que busca reelegirse el 7 de noviembre con buena parte de los candidatos opositores encarcelados, incluyendo a Cristiana Chamorro, la postulante que según las encuestas podría derrotarlo.
Además, el Consejo Supremo Electoral (CSE) suspendió al principal partido opositor, la Alianza Ciudadanos por la Libertad, cuya presidenta Kitty Monterrey tuvo que exiliarse en Costa Rica. También se ha prohibido cualquier manifestación partidaria.
El régimen ha apresado a periodistas, activistas y empresarios, y más de 100 mil nicaragüenses han dejado el país.
Según informa Infobae, Estados Unidos alista una serie de medidas para endurecer las sanciones contra Nicaragua, ante las irregularidades del proceso electoral. La Unión Europea y países latinoamericanos como Uruguay, también han criticado la situación actual.
El 4 de octubre Ortega volvió a arremeter contra los obispos, críticos a su régimen, y los llamó “terroristas”. A comienzos de septiembre se refirió a los prelados como “demonios de sotana”.
Para el presidente de Nicaragua, los obispos fueron parte de “un intento de golpe de Estado” por haber respaldado las manifestaciones de abril de 2018 que fueron brutalmente reprimidas por el gobierno.
El pasado 21 de octubre la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) llamó a los ciudadanos a decidir y actuar libremente, desde su conciencia, para hacer lo que consideren más justo y conveniente para el país.
“Ante la situación que vivimos, cada nicaragüense decida y actúe desde el interior e inviolable dignidad de su conciencia, libremente, para hacer lo que considere más justo y conveniente, en este momento para Nicaragua”, señalaron los obispos en un mensaje titulado “Mi auxilio me viene del Señor”.
“Como lo hemos expresado en diversas ocasiones, una auténtica democracia es el fruto de la aceptación convencida de los valores: la dignidad de toda persona, el respeto a los derechos humanos, la búsqueda del bien común como fin y criterio regulador de la vida política”, resaltaron los obispos en su comunicado.
Esos elementos, resaltaron, son parte de las “condiciones básicas e indispensables para el ejercicio de elecciones libres, justas y transparentes”.
Los obispos indicaron finalmente que “la oración es nuestra fortaleza, por lo que insistimos en no cansarnos y más bien concentrarnos e intensificar los momentos de oración”.
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