A continuación, las palabras completas del Santo Padre antes de la oración mariana:
“Queridos hermanos y hermanas:
Antes de concluir esta fiesta de la fe, ¡deseo saludar y agradecer a todos ustedes!
Agradezco a los hermanos cardenales y a los numerosísimos obispos y sacerdotes de toda parte del mundo. Mi reconocimiento va a las delegaciones oficiales de tantos países, venidos para rendir homenaje a dos Pontífices que han contribuido de manera indeleble a la causa del desarrollo de los pueblos y de la paz. Un especial agradecimiento va para las autoridades italianas por su preciosa colaboración.
¡Con gran afecto saludo a los peregrinos de las diócesis de Bérgamo y de Cracovia! Queridísimos, honren la memoria de los dos santos Papas siguiendo fielmente sus enseñanzas.
Agradezco a todos los que con gran generosidad han preparado estas jornadas memorables: la diócesis de Roma con el Cardenal Vallini, el pueblo de Roma con el alcalde Ignazio Marino, las fuerzas del orden y las diversas organizaciones, asociaciones y los numerosos voluntarios. ¡Gracias a todos!
Mi saludo va a todos los peregrinos – aquí en la Plaza San Pedro, en las calles adyacentes y en otros lugares de Roma – como a cuantos están unidos a nosotros mediante la radio y la televisión; y gracias a los dirigentes y los operadores de los medios, que han dado a tantas personas la posibilidad de participar. A los enfermos y ancianos, con quienes los nuevos santos eran particularmente cercanos, llegue un especial saludo.
Y ahora nos dirigimos en oración a la Virgen María, que San Juan XXIII y San Juan Pablo II han amado como sus verdaderos hijos”.
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