Conversando con mis amigos evangélicos sobre la eliminación del segundo mandamiento por la Iglesia Católica


DiálogoContinuando con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de apologética, les comparto un nuevo diálogo ficticio en donde se analiza la acusación hecha a la Iglesia Católica sobre cambiar o mutilar los mandamientos. En esta ocasión, los argumentos los he tomado de algunas Webs de apologética protestante. Los nombres de quien participan no son reales.


Marta: Hola José, yo y mi amigo Marcos queríamos hacerte una pregunta: ¿por qué La Iglesia Católica eliminó el segundo mandamiento?


José: ¿Cómo que la Iglesia eliminó el segundo mandamiento?


Marcos: Por supuesto, mira esta lista que he traído y que compara los mandamientos según la Biblia y los argumentos según la Iglesia Católica:


Los mandamientos



Detalla cómo eliminaron el segundo y dividieron el noveno mandamiento en dos para completar los diez ¿Por qué?


Marta: Yo encuentro dos razones, y te lo digo con todo respeto:


1) Porque la Iglesia Católica es una Iglesia idólatra y este mandamiento condena claramente las prácticas idolátricas de la Iglesia Católica. Si cae la idolatría la Iglesia Católica también cae.


2) Porque no les importa el alma de los católicos ni la tuya, pues bien saben que si te mueres en pecado de idolatría te vas al infierno, pues dice la Biblia: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21,8)[1]


José: Ok, para responder a la acusación de idolatría tenemos que conversar largo y tendido. ¿Qué les parece si en nuestra próxima conversación nos dedicamos a eso, y en esta les comparto mi opinión sobre la supuesta eliminación del segundo mandamiento?


Marcos: De acuerdo.


Marta: Me parece bien.


José: Antes de comenzar te hago notar algo: en el texto que me das (Apocalipsis 21,8) no sólo dice que pecan gravemente los idólatras, sino también los que levantan falso testimonio.


Marcos: Lo sabemos


José: De allí que es tan importante ser prudente cuando hacemos acusaciones a otras personas, y sobre todo una tan grave como es la de eliminar un mandamiento o mutilar la palabra de Dios[2].


Marcos: José, sólo sería pecado si estuviésemos diciendo algo que no es cierto, pero como te acabo de mostrar la Iglesia Católica sí eliminó el segundo mandamiento[3]. Compara su propio Catecismo con tu propia Biblia Católica.


José: Casualmente tengo acá cerca el Catecismo de 1992. Permítanme buscarlo y lo leemos para ver si es cierto…


Marta: Adelante, esperamos…


José: (buscando el Catecismo…)


Veamos que dice respecto al primer mandamiento[4]:



SEGUNDA SECCIÓN


LOS DIEZ MANDAMIENTOS


CAPÍTULO PRIMERO


«AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN,


CON TODA TU ALMA Y CON TODAS TUS FUERZAS»


ARTÍCULO 1


EL PRIMER MANDAMIENTO


«Yo, el Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto» (Ex 20, 2-5).


«Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto» (Mt 4, 10).


I “Adorarás al señor tu Dios, y le servirás”


2084 Dios se da a conocer recordando su acción todopoderosa, bondadosa y liberadora en la historia de aquel a quien se dirige: “Yo te saqué del país de Egipto, de la casa de servidumbre”. La primera palabra contiene el primer mandamiento de la ley: “Adorarás al Señor tu Dios y le servirás […] no vayáis en pos de otros dioses” (Dt 6, 13-14). La primera llamada y la justa exigencia de Dios consiste en que el hombre lo acoja y lo adore.


2085 El Dios único y verdadero revela ante todo su gloria a Israel (cf Ex 19, 16-25; 24, 15-18). La revelación de la vocación y de la verdad del hombre está ligada a la revelación de Dios. El hombre tiene la vocación de hacer manifiesto a Dios mediante sus obras humanas, en conformidad con su condición de criatura hecha “a imagen y semejanza de Dios” (Gn 1, 26):



Observa que te estoy mostrando con el Catecismo en mano que no es cierto que la Iglesia Católica haya eliminado de los mandamientos la prohibición de adorar ídolos. Y no sólo no lo ha hecho, sino que más adelante le dedica una explicación detallada al pecado de idolatría:



La idolatría


2112 El primer mandamiento condena el politeísmo. Exige al hombre no creer en otros dioses que el Dios verdadero. Y no venerar otras divinidades que al único Dios. La Escritura recuerda constantemente este rechazo de los “ídolos […] oro y plata, obra de las manos de los hombres”, que “tienen boca y no hablan, ojos y no ven”. Estos ídolos vanos hacen vano al que les da culto: “Como ellos serán los que los hacen, cuantos en ellos ponen su confianza” (Sal 115, 4-5.8; cf. Is 44, 9-20; Jr 10, 1-16; Dn 14, 1-30; Ba 6; Sb 13, 1-15,19). Dios, por el contrario, es el “Dios vivo” (Jos 3, 10; Sal 42, 3, etc.), que da vida e interviene en la historia.


2113 La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Es una tentación constante de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios. Hay idolatría desde el momento en que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de Dios. Trátese de dioses o de demonios (por ejemplo, el satanismo), de poder, de placer, de la raza, de los antepasados, del Estado, del dinero, etc. “No podéis servir a Dios y al dinero”, dice Jesús (Mt 6, 24). Numerosos mártires han muerto por no adorar a “la Bestia” (cf Ap 13-14), negándose incluso a simular su culto. La idolatría rechaza el único Señorío de Dios; es, por tanto, incompatible con la comunión divina (cf Gál 5, 20; Ef 5, 5).


2114 La vida humana se unifica en la adoración del Dios Único. El mandamiento de adorar al único Señor da unidad al hombre y lo salva de una dispersión infinita. La idolatría es una perversión del sentido religioso innato en el hombre. El idólatra es el que “aplica a cualquier cosa, en lugar de a Dios, la indestructible noción de Dios” (Orígenes, Contra Celsum, 2, 40).



Si el interés de la Iglesia Católica fuese ocultar a sus fieles la prohibición divina de adorar ídolos ¿no crees que sería tonto colocarla en el Catecismo Oficial que se utiliza en la enseñanza de todos los católicos en el mundo?


Marta: Pero José, el Catecismo lo está colocando como parte del primer mandamiento, cuando es realmente el segundo.


José: Aquí entramos en otro punto. Ahora vamos a la Biblia y veamos si aparecen numerados los mandamientos tal como aparecen en tu folleto para saber cuál es el primero y cuál es el segundo.


Marcos: Por supuesto que no están numerados, pero si ubicados cada mandamiento en un versículo diferente.


José: Recuerda que la organización de la Biblia en capítulos y versículos tal como hoy la conocemos es una obra diferente y bien posterior, que cabe imputar al trabajo de tres personajes: Stephen Langton, Santos Pagnino y Robert Estienne, en un proceso que viene a durar más de tres siglos, el cual se inicia en 1220 y se culmina en 1555. Asumir la división de los mandamientos en una agrupación basada en una obra humana que excede por más de un milenio la escritura de la Biblia, por personas que ni siquiera eran los propios hagiógrafos, es algo que no pretendían ni siquiera quienes hicieron este trabajo. Ellos buscaban solamente facilitar a las personas la ubicación de pasajes específicos dentro de la Biblia.


Por la historia sabemos que los mandamientos se han agrupado de manera diversa a lo largo de la historia. Nosotros utilizamos la agrupación de San Agustín, que con fines catequéticos agrupa los mandamientos de esa manera. La misma organización utilizó Martín Lutero y la siguen utilizando las iglesias luteranas. Así, lo que ustedes llaman primero y segundo mandamiento, para nosotros es uno solo, en el cual la prohibición de hacer ídolos es una reglamentación del primero y se refiere a lo mismo, pues si alguien se hace un ídolo y lo adora ¿no está violando el que ustedes también consideran el primer mandamiento que dice “no tendrás otros dioses delante de mí”?


Marta: Es cierto que el que viola el segundo mandamiento y adora ídolos, viola también el primer mandamiento, pero eso no significa que sean un solo mandamiento.


José: Si ambos ordenan o prohíben lo mismo, es perfectamente lógico concluir que son esencialmente el mismo mandamiento. No necesariamente hay que decir las cosas con las mismas palabras para dar a entender lo mismo. Inclusive cuando Jesús habla del primer mandamiento, lo dice de muchas maneras que no coinciden literalmente en cuanto a la letra. Por ejemplo, cuando en el evangelio Jesús le recuerda al demonio el primer mandamiento le dice: “Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y á él solo servirás” (Mateo 4,10). A un fariseo que le pregunta cuál es el primer mandamiento le responde citando Deuteronomio 6,4-5: “Jesús le contestó: «El primer mandamiento es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.»” (Marcos 12,29-31).


El Catecismo de la Iglesia Católica enuncia el primer mandamiento de varias maneras, y en ocasiones de manera resumida así: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, pero eso no es distinto a lo que hace Jesús al citar Deuteronomio 6,4-5 al responder al fariseo, pues quien ama a Dios sobre todas las cosas, no tiene otros dioses fuera de Él, ni adora ídolos.


Marcos: Eso es cierto, pero aún no es necesario recurrir a la división en capítulos y versículos para darse cuenta que el decimo mandamiento lo han dividido en dos para completar el número de los diez. Observa cómo dice: “No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.»” (Éxodo 20,17). Han sacado del medio del texto el codiciar la mujer del prójimo para hacerla un mandamiento separado y al mismo tiempo le han cambiado el orden.


José: Por el contrario, si estudiamos bien el texto encontraremos dos prohibiciones distintas, porque una condena la concupiscencia de la carne, que es provocada por la lujuria y se manifiesta en el deseo desordenado por la esposa o esposo del prójimo[5], y la otra condena la codicia del bien ajeno que es provocada por la avaricia.


En el libro del Deuteronomio, donde aparecen también enunciados los mandamientos, se puede apreciar esto más claramente, pues da un orden distinto:



No desearás la mujer de tu prójimo.

No codiciarás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo
” (Deuteronomio 5,21).



Noten que allí ya se distingue mejor que son dos prohibiciones separadas, pues se utilizan verbos distintos para cada una. Primero se utiliza el verbo חָמַד para prohibir “codiciar”[6] la mujer del prójimo, mientras que a continuación se utiliza el verbo אָוָה para prohibir “desear”[7] sus bienes.


Esta agrupación de los mandamientos es tan válida como la de ustedes, e incluso mas en lo que se refiere al mandamiento sobre la mujer, ya que no colocamos a la mujer como una de las propiedades más del marido, sino que la separamos cómo lo hace la misma Biblia en el pasaje del Deuteronomio[8].


A lo largo de la Biblia cada vez que se mencionan los mandamientos, no siempre se hace exactamente en el mismo orden ni con las mismas palabras. Jesús mismo cuando los enunció dijo: “El le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.» «¿Cuáles?» - le dice él. Y Jesús dijo: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.»” (Mateo 19,17-19) Aquí también aparecen en un orden distinto a cómo aparecen en el libro del Éxodo ¿lo acusamos también de mutilarlos?


Recuerden que una cosa es que estén en desacuerdo en la forma de agruparlos, lo cual es completamente lícito y respetable, y otra levantar una acusación tan grave como es la de que los mutilamos y ocultamos dicha prohibición de nuestros catecismos. Ahora que con el Catecismo en mano hemos visto que no es cierto, yo les invito fraternalmente a no seguir utilizando ese argumento en el futuro.


Marta: Esta vez tengo que concederte la razón, porque realmente desconocía que incluían al segundo mandamiento de Éxodo 20 en el primero, lo cual me alegra porque no está suprimido[9], pero eso nos deja con otra pregunta más importante: Si en su propio catecismo aparece la prohibición de no hacer imágenes y adorarlas, ¿entonces por qué lo hacen?


José: Nosotros NO ADORAMOS IMÁGENES, y espero que podamos profundizar sobre esto en nuestra próxima conversación. (la conversación sobre el tema de las imágenes ya fue publicada en: Conversando con mis amigos evangélicos sobre las imágenes sagradas)


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NOTAS


[1] Las razones que aquí son atribuidas a mis amigos evangélicos, son las que sostienen en general diversos sitios de apologética protestante en Internet. Estas las he tomado literalmente del sitio http://bit.ly/SfxpYl.


[2] El pecado de mentir implica falsear la verdad conscientemente. La mayoría de nuestros hermanos evangélicos cuando hacen esta acusación generalmente no están conscientes de que lo que dicen no es cierto, por lo que no están mintiendo, sino simplemente equivocándose, probablemente por negligencia. Pero si aún habiendo comprobado que su acusación es falsa persisten en mantener la acusación, si cometerían pecado de falso testimonio y de calumnia.


[3] El pecado de mentir implica falsear la verdad conscientemente. La mayoría de nuestros hermanos evangélicos cuando hacen esta acusación generalmente no están conscientes de que lo que dicen no es cierto, por lo que no están mintiendo, sino diciendo algo que no es cierto, probablemente por desconocimiento o negligencia. Si aún habiendo comprobado que su acusación es falsa persisten en mantenerla, cometerían pecado de falso testimonio y de calumnia.


[4] Al momento de escribir este libro, el Catecismo de la Iglesia Católica se encontraba publicado en línea en Internet gratuitamente en la página del Vaticano y puede ser consultado gratuitamente por quien quiera. Específicamente lo referente al primer mandamiento se encontraba publicado en esta URL:


http://bit.ly/1i3N8yx


[5] Aunque el mandamiento no lo explicita literalmente, se entiende que se le prohíbe no sólo al hombre desear la esposa de su prójimo, sino a la mujer desear el cónyuge ajeno.


[6] Entre los distintos significados del verbo חָמַד están: codiciar, amar, desear, hallar placer en algo, preciar, apreciar (Moisés Chávez, Diccionario de Hebreo Bíblico, Editorial Mundo Hispano, Tercera edición, año 1997, p. 181)


[7] Entre los distintos significados del verbo אָוָה están: deseo, gula, deleite, atracción (Ibid., p. 667)


[8] En la Ley de Moisés, la mujer era considerada posesión del hombre. Cristo, le devolvió la dignidad a la mujer, como lo atestiguan los Evangelios, en su trato con ellas. En el Mandamiento del Éxodo, la mujer va entre las posesiones masculinas, y entre el buey y la casa, en el Deuteronomio ya va separada. La Iglesia ha querido que al aprender los Mandamientos, la mujer no quedara como un objeto más, y por eso utiliza la agrupación del mandamiento como lo hace el Deuteronomio, de manera de no poner a nuestras esposas al nivel de un buey o de tu casa.


[9] En un debate por Internet en los foros de Catholic.net un adventista terminó por reconocer que desconocía que realmente en el Catecismo de la Iglesia Católica aparecen íntegramente el texto de los mandamientos, luego de que varios católicos le mostraran con Catecismo y Biblia en mano que sus acusaciones eran falsas. Al momento de escribir este libro el debate podía encontrarse utilizando cualquier buscador (como Google o Yahoo) buscando “Foros Catholic.net - ¿Porque la iglesia catolica cambio los diez mandamientos?”



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