Con estas cuatro niñas, que se encuentran en libertad desde el miércoles, ya son 57 las menores que han logrado eludir el cautiverio, aunque las autoridades locales estiman que todavía hay 219 retenidas. El gobernador Lawan afirmó, además, que dos padres perdieron la vida como consecuencia del fuerte estrés al que la situación los sometió.
Por otra parte, el jefe del Ejército de Nigeria aseguró que se localizó la zona donde se encuentran las menores, a la vez que descartó el uso de la fuerza para liberarlas.
Ante esta situación, el Obispo de Maidiguri, Mons. Oliver Dashe Doeme, exigió a los militares que actúen si es que efectivamente saben dónde están las niñas secuestradas desde hace más de un mes. “Si los militares saben dónde están, ¡entonces vayan inmediatamente a liberarlas!”, manifestó el Prelado, para quien muchas de las declaraciones a la prensa no tienen sentido.
“Demasiadas personas están mintiendo –aseguró-. Hasta que no veamos a estas chicas libres, no creeré lo que dicen. Simplemente hacen declaraciones a la prensa. Como obispo, no tengo el poder para traer a la libertad a las niñas, por eso le pido a todas nuestras comunidades rezar por ellas".
El Prelado también apuntó a las vinculaciones que habría entre la secta islámica y funcionarios del gobierno nigeriano: “El problema es político: se utiliza a la religión para cubrir intereses. La verdad es que aquí hay alguien que apoya a estas milicias: el ejército o el gobierno hace llegar a estos grupos las armas. Mientras esto continúe, las milicias seguirán en lo suyo. Esto es un cáncer que está socavando la paz y la unidad de Nigeria”.
Boko Haram, que significa en lenguas locales "la educación no islámica es pecado", lucha por imponer un estado islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.
Desde que la Policía acabó en 2009 con el entonces líder y fundador del movimiento, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña que ha provocado más de 4.000 muertes.
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