Según informó Radio Vaticana, en su discurso a sacerdotes, catequistas y fieles, el Santo Padre compartió los temores de muchas personas que encontró durante sus visitas pastorales en las parroquias romanas y también en las cartas que le envían. Personas, indicó, que han manifestado el malestar que viven, “el peso que los aplasta”, llegando a poner en duda la belleza de la vida.
“Surge en nuestro corazón la pregunta: ¿cómo hacemos para que nuestros hijos, nuestros jóvenes, puedan dar un sentido a su vida? Porque también ellos advierten que éste, nuestro modo de vivir, a veces es deshumano y no saben cuál dirección tomar para que la vida sea bella y para ser felices de levantarse a la mañana”, señaló en el encuentro de ayer.
Vida “deshumana”, dijo el Papa, de quien deja los hijos durmiendo a la mañana para ir al trabajo y los reencuentra por la noche ya durmiendo. Nuestros hijos están “huérfanos de un camino seguro para recorrer, de un maestro del cual confiarse, de ideales que les calienten el corazón, de esperanzas que sostengan la fatiga del vivir cotidiano”. “Ellos son huérfanos, pero conservan vivo en su corazón el deseo de todo esto”, afirmó.
"¡Esta es la sociedad de los huérfanos! Huérfanos, sin memoria de familia, porque, por ejemplo, los abuelos se han retirado en un hogar de ancianos (…). Huérfanos sin el afecto del ‘hoy’ o un afecto ‘demasiado apurado’: papá está cansado, mamá está cansada, van a dormir... ¡Y ellos se quedan huérfanos! ¡Huérfanos de gratuidad! La gratuidad del papá y de la mamá que saben pasar el tiempo para jugar con sus hijos”.
“También la sociedad reniega sus hijos”, añadió el Papa, al recordar que casi el 40 por ciento de los jóvenes italianos no tiene trabajo. “Esto significa: ‘tú no me importas, tú eres material de descarte’”, expresó.
Sin embargo, afirmó que “somos un pueblo que quiere hacer crecer a sus hijos con la certeza de tener un padre, una familia, una madre”, por lo que llamó a “recuperar el sentido de la gratuidad” en las familias, parroquias y sociedad en general.
Francisco explicó que la gratuidad humana “es como abrir el corazón a la gracia de Dios: Todo es gratis. Él viene y nos da su gracia”. “Si nosotros no tenemos el sentido de la gratuidad en la familia, en la escuela, en la parroquia, va a ser muy difícil comprender lo que es la gracia de Dios, la gracia que no se vende, que no se puede comprar, que es un don, un regalo de Dios: es Dios mismo”.
“Aquí está el sentido profundo de la iniciación cristiana”, afirmó el Papa, pues generar la fe significa proclamar con confianza la promesa de Cristo de que no dejará huérfanos a sus discípulos.
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