A finales de febrero de 2014 el Papa Francisco instituyó el Consejo y Secretaría para la Economía: un nuevo organismo al servicio de la Iglesia en general, y del Vaticano en particular, para responder más adecuadamente a las exigencias de gestión y transparencia de la economía que se maneja en la Santa Sede. Al frente de ese organismo colocó al Card. George Pell.
La prensa internacional se ha fijado más que en el gesto de transparencia del Card. Pell (y en definitiva de la Iglesia) en una problematización de las afirmaciones. Es por eso que el portavoz del Vaticano, p. Federico Lombardi, ha salido al paso declarando que «Hay que observar que el cardenal Pell no ha hablado de fondos ilegales, ilícitos o mal administrados, sino de fondos que no resultaban en los balances oficiales de la Santa Sede o del Estado de la Ciudad del Vaticano y de los cuales la Secretaría de Economía ha conocido la existencia durante el actual proceso de estudio y revisión de las administraciones vaticanas, con el fin de tener un cuadro más completo y adecuado de cara a la racionalización de su gestión. Este dato supone, por tanto, una señal y un fruto de la cooperación constructiva entre las diversas instituciones vaticanas».
Y añade: «Por otra parte, ya se sabía y se había explicado también públicamente por la Prefectura de Asuntos Económicos, que los balances consolidados de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano, de los que se rinden cuentas todos los años al Consejo de los quince cardenales, no abarcaban de modo alguno al conjunto de las numerosas administraciones que dependen del Vaticano, sino solamente a las instituciones principales de la Curia y del Estado».
En la misma entrevista el Card. Pell deja entrever las dificultades que encontró para hacer su trabajo ante los hábitos consumados de procedimientos en materia económica que no respondían a exigencias particulares, visto que no las había para todos o no al menos con criterios específicos generalizables (la secretaría de economía tiene jurisdicción sobre casi 200 organismos vinculados al Vaticano hoy en día). Y es en este contexto de las reformas de la Iglesia, en este caso en materia económica, que gracias a la aplicación de estándares válidos para todos que se ha podido llegar a conclusiones como la referida en la entrevista. Que el gesto de transparencia y confianza sea luego usado para otros fines no es más que la enésima ocasión de alimentar leyendas negras sobre la Iglesia.
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